viernes, 29 de abril de 2011

Invierno en el Aitzgorri

Iñaki Miró,   Guía de Montaña, Escalada, Espeleología y Barrancos
Página web:  http://inakimiro.jimdo.com/
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Invierno en el Aitzgorri

Estas fotos están sacadas hace unos años en las laderas del Aitzgorri, Gipuzkoa- con una nevada espectacular-, por Isidro Bayon, compañero de aventuras montañeras.













viernes, 22 de abril de 2011

Peñón de Ifach, vía Diedro Hubsa

Iñaki Miró,   Guía de Montaña, Escalada, Espeleología y Barrancos
Página web:  http://inakimiro.jimdo.com/
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Diedro Hubsa al Peñón de Ifach

El Peñón de Ifach, en el municipio de Calpe, uno de los lugares más emblemáticos de la Costa Blanca alicantina, es un fantástico monolito rocoso de 327 m de altura que surge directamente del mar y está unido a la costa por una delgada franja de terreno.


La cara sudoeste de esta montaña rocosa, es una vertiginosa pared vertical que se eleva directamente desde el mar hasta la cumbre, y que desde siempre ha atraído las miradas de los escaladores alicantinos.
El martes pasado, 19 de febrero de 2011, Semana Santa, no tuve que trabajar, así que fui con mi amiga Elisa hasta Calpe con la intención de escalar alguna vía larga en esta pared.


Nos decidimos por la vía Diedro Hubsa, para Elisa su primera vía en el Peñón. Tiene nueve largos de cuerda, aunque algunos no son muy largos y con cuerdas de sesenta se pueden empalmar; de cualquier manera es una opción que no me gusta si no es estrictamente necesaria, porque los seguros crean demasiados roces y la escalada se hace poco agradable. La vía en sí tiene unos 270 m de longitud y una dificultad media de V grado, y el paso más difícil de la vía, de 6a, se puede evitar por un desvío lateral. Está bien equipada con parabolts inoxidables, aunque en algunos largos alejan bastante y el escalador que no domine el grado debería llevar, por si acaso, una colección de friends.


Por un minuto no llegamos los primeros a la base de la vía. Se nos adelantaron una cordada mixta e internacional, Iñigo, un chico guipuzkoano y Katherine, su compañera alemana de la región del delfinado.
Aquí están las dos mocicas en la primera reunión.


El segundo largo es muy vertical, bastante atlético, con buen canto, V sup. Está bien asegurado con parabolts, aunque alejan, y para la gente que vaya justa de grado sería conveniente meter algún friend intermedio. Hay buenas grietas y serán útiles los números 1- 1,5 y 2.


Al estar la pared tan vertical el cuerpo carga mucho sobre los brazos, por lo que el largo se hace duro. El nivel de dificultad no es elevado, pero me sigue pareciendo uno de los largos más bonitos del Peñón.


Katherine en la segunda reunión. Es una repisa cómoda, equipada con dos buenos parabolts.


Eli entrando en la segunda reunión. Es su primera vía en el Peñón y no está acostumbrada a hacer pared, pero está subiendo bastante bien.


Nuestra compañera alemana en los primeros pasos del segundo largo. Se dan en un muro vertical de V grado con buenas presas que nos conducen a una corta chimenea algo incómoda.


Iñigo, el compañero guipuzkoano de la alemana, en los primeros pasos del cuarto largo.


Llegando a la tercera reunión. El tercer largo, después del primer muro difícil y la chimenea, tiene una segunda parte más sencilla, algo tumbada, de transición.


Y en esta reunión nos encontramos con una sorpresa, ¡tiene dueño! La superabundancia de parejas reproductoras de gaviotas, en torno a las 3000, hace que nos encontremos nidos por todas partes.


Normalmente salen volando y revolotean dando vueltas sobre nosotros mientras estamos cerca del nido, aunque ésta se ha quedado tranquila, empollando sus huevos, aunque nos mira con mala cara.


El cuarto largo es una combinación de dos diedros, el segundo absolutamente vertical o incluso un pelo desplomado, con un paso de V escasamente asegurado en el que conviene estar atentos, porque una caída aquí puede ser problemática.


En la cuarta reunión nos encontramos con la sorpresa de tres pollitos recién "eclosionados" de gaviota, por lo que Eli se mantiene lejos de los anclajes para no molestarles.


Los pollitos se mantienen pegados al nido, inmóviles, tratando de pasar desapercibidas. En esta reunión nos hemos quedado solos Eli y yo. La otra cordada ha decidido bajar rapelando, por lo visto la vía les venía un poco grande. Probablemente no es por la dificultad en sí, sino por el tamaño de la pared, algo a lo que no están acostumbrados.


El quinto largo, nada más salir de la reunión, atraviesa una placa sencilla de unos cuantos metros hasta llegar a  una profunda chimenea.


Este largo culmina en el pináculo rocoso que corona el espolón tan marcado que se ve en mitad de la pared.


El sexto largo es el más difícil de la vía. Empieza en un murete ligeramente desplomado que enseguida se pone vertical, V sup.


En la parte alta del muro la dificultad aumenta, 6 a, aunque hay una variante de IV sup que consiste en escaparse hacia la derecha a 6 o 7 m de la reunión, para buscar una chimenea- canal en la que la cuerda da bastante vuelta y genera mucho rozamiento. La salida difícil es mucho más estética y aconsejable, y está mejor asegurada.


En la sexta reunión. Es una repisa-cueva cómoda y de gran tamaño, como muchas de las que hay en la cara sudoeste del Peñón de Ifach.


Iniciando el rápel pendular. Los primeros aperturistas de esta via, para evitar los grandes desplomes que rematan la pared del peñón en esta zona, buscaron una salida que permitiera culminar en libre esta línea. Un rápel de seis metros y una pequeña travesía de cuatro o cinco, nos dejan en otra reunión.


En la séptima reunión, después del rápel y la travesía. El ambiente en esta zona de la pared es espectacular, bajo los grandes desplomes y con el mar debajo. El diedro Hubsa suele ser una vía poco apreciada por las cordadas que buscan un mayor nivel de dificultad, pero a mí me sigue pareciendo una de las líneas de escalada más bellas del Peñón. Es larga, estética, transcurre por una zona espectacular, y su nivel, tanto de dificultad como de compromiso, medio, la hace muy asequible para escaladores poco habituados a las grandes paredes.


Eli se prepara para iniciar el séptimo largo. Una travesía de IV grado, de unos quince metros, nos deja bajo un muro vertical de la misma dificultad. Es un largo de 40 m, que sortea con habilidad los grandes desplomes y nos deja bajo una salida más sencilla. La foto está sacada con zoom, desde la octava reunión.


El octavo largo es corto, tendrá unos 25 m, y es un diedro fisura con buenas presas, bien asegurado, y con un paso ligeramente desplomado de V sup.


Y tras este paso llegamos por fin a conectar con la arista cimera de la vía "Los Valencianos", de II grado. Una trepada de 20 m nos pondrá directamente en la zona más alta del Peñón, muy cerca de la cumbre.


En la reunión de la arista cimera; al fondo, Calpe.


Ha sido una bonita mañana de escalada, con una temperatura perfecta, poco sol, poca gente y buena compañía.

Para no abrir más reportajes sobre la misma vía, os presento también estas fotos sacadas en el Diedro Hubsa hace dos años, cuando hice la vía con mi amigo Paco de Massamagrell. Y para no repetir las mismas imágenes he elegido sólo las 3 o 4 más representativas.


Paco en el segundo largo.


Una cordada de escaladores en el hombro de las vía de "Los Valencianos".


Desde la pared, la vista sobre Calpe es espectacular.


En la sexta reunión, al inicio del rápel pendular.


Preparándome para el último paso difícil de la vía.

miércoles, 20 de abril de 2011

Atxarte, Espolones del Aitz Txiki.

Iñaki Miró,   Guía de Montaña, Escalada, Espeleología y Barrancos
Página web:  http://inakimiro.jimdo.com
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Atxarte, Espolones del Aitz Txiki

Atxarte, en el municipio de Abadiño, comarca del Duranguesado, en Bizkaia, ese valle mítico donde se han forjado varias generaciones de escaladores y alpinistas vascos.


Es un valle bastante cerrado, rodeado por todas partes de algunas de las montañas calcáreas más emblemáticas de nuestra geografía. Una traducción al castellano del vocablo vasco "Atxarte" significaría algo así como "Entre Peñas".


El Untzillaitz, de 934 m de altitud.


El Aitz Txiki, o "Peña Pequeña", de 791 m de altitud.


Y el Alluitz, de 1.040 m de altitud, que prolonga su cresterío hasta la cumbre del Anboto, que con sus 1.331 m es el gigante de la comarca.


Estas montañas son eminentemente rocosas y vierten sus paredes, aristas y espolones al valle, tanto desde una vertiente como desde la otra, conformando un variado paraíso para los escaladores.


Un día de finales de este pasado verano del 2010, Isidro y yo aparcamos el coche en la pista que une el fondo del valle con el puerto de Urkiola y nos dirigimos caminando por el bosque hasta la base de los espolones del Aitz Txiki.


Los espolones son varias paredes verticales y escalonadas, de magnífica roca, que nos llevan hasta la cumbre de esta montaña, y que oscilan entre los 60 y los 150 m de altura.


Vamos a hacer el Diedro del 1º Espolón, una gran clásica, pero empezamos por un largo diferente y algo más difícil- 6a- del que ahora no recuerdo el nombre.


El 1º Espolón tiene una altura de entre 110 y 120 m. Hay algunas más cortas que no llegan a cumbre, pero la mayoría de las vías tienen entre tres y cuatro largos, con reuniones bastante cómodas en repisas.


El segundo largo, el que lleva hasta el diedro, es un largo de transición, de V grado. El equipamiento en estas vías es bastante variado, hay pitones antiguos, spits, parabolts y hasta químicos. En general, el reequipamiento de las vías clásicas en Atxarte se ha hecho de una manera un tanto anárquica, aunque mi intención no es juzgar ni mucho menos criticar, porque esto ha supuesto un gran esfuerzo físico además de desembolso económico para los escaladores que lo han realizado, y los que ahora podemos disfrutarlo tenemos que estar agradecidos. Mi homenaje a los escaladores que con paciencia reequipan las vías clásicas.


Isidro en la reunión de la base del diedro, el largo más bonito y técnico de toda la vía.


Es un largo de 30 m equipado todavía con algunas de las clavijas originales y anclajes químicos, en el que todos los movimientos son muy técnicos. V sup.



Es una de las primeras vías que se abrió en este espolón, y junto con la vía Nueva, la primera a la derecha y la segunda a la izquierda del espolón, forma el dúo de las dos vías que no hay que perderse en esta pared.


Se puede subir en X, oposición espalda pies, empotrando un costado, cada cual se amoldará mejor a una técnica u otra, pero el diedro es muy vertical y tiene pocas presas, y cualquier movimiento mal calculado puede, fácilmente, propiciar una caída.


No las he contado, pero probablemente sea una de las vías que más haya repetido, pasará de las 200 veces, pero nunca me resulta fácil.


Isidro disponiéndose a entrar en el diedro. La misma entrada desde la reunión es complicada, hay que estirar las piernas hasta un límite doloroso, en plan bailarina haciendo el espagás, o como se diga.


Utilizamos técnicas diferentes para hacer los mismos movimientos.


En la cumbre del 1º espolón. Ahora nos acercamos caminando hasta la base del tercero, unos diez minutos escasos de subida.


Desde esta altura se ven magníficas las otras paredes del valle: Labargorri, en uno de los flancos del Untzillaitz, la más bella pared mutilada por una cantera.


Y los bucólicos caseríos del fondo del valle, el clásico paisaje vasco.


La vía clásica del tercer espolón del Aitz Txiki atraviesa por el centro esta pared, de unos 150 m de altura, surcada por numerosas vías, la mayoría bien reequipadas con anclajes químicos o parabolts.


La dificultad media de la vía es solamente IV grado, algo escasa, pero eso no le resta belleza.


Fijaos qué increíble belleza plástica tiene esta imagen. Conocí el valle de Atxarte hace unos 38 años, y el flechazo fue inmediato y permanente, hasta hoy. ¡Qué se le va a hacer!


Montando la última reunión. Como la vía ha resultado "poco apretona", el último largo me voy a desviar por una placa vertical y ligeramente desplomada, de 30 m de longitud y una dificultad de 6a más, bien equipada con parabolts, vía de un largo a la que llaman Irrintzi. Nos llevará directamente a la cumbre.


Ya en la cumbre, unos destrepes delicados y un rápel final de 30 m nos ponen en la base lateral del espolón.


Y de aquí ya a bajar caminando por las pedreras, unas cervecitas y un pintxo de tortilla en el bar Olondo de Mendiola y para casa, hasta la próxima y que sea pronto.