miércoles, 4 de julio de 2012

Psicobloc en el Peñón de Ifach

Travesía del Peñón de Ifach
Calpe, Costa Blanca, Alicante




El Peñón de Ifach por el sur, maravilla de la Costa Blanca del municipio de Calpe, fantástico pináculo rocoso de trescientos metros de altura con algunas de las vías de escalada más atractivas de la costa alicantina.


Y por el lado norte. Pero hoy, en pleno verano y como hace mucho calor, hemos decidido hacer la travesía escalando al borde del mar. Para hacer la travesía en psicobloc preferimos esta vertiente norte porque es más accesible que la cara sur.


Aparcamos el coche en una urbanización cercana, sobre el istmo del Peñón.


Desde el coche unos caminos entre arbustos y matorrales nos dejan cerca del mar. El acercamiento es corto y evidente.


Lo que se llama la cala norte del Peñón no es propiamente una cala, sino una franja rocosa con pequeños entrantes entre el acantilado y la playa.


Enseguida vemos el acantilado al que nos dirigimos. Apenas tardamos diez minutos desde el coche hasta llegar a las primeras rocas.


Ésta es la vertiente norte del Peñón. El primer tramo se hace nadando, pues un contrafuerte rocoso muy vertical y liso impide empezar escalando. La zona que vemos marcada en rojo tendrá aproximadamente 400 m de longitud.


Una vez en la orilla, avanzamos caminando entre las rocas hasta llegar al borde del acantilado. En la foto Rubén, de Massamagrell.


Javi, de Meliana, compañero habitual de estas lides.


Y el que suscribe, con la bahía norte de Calpe al fondo.


El mar está un poco revuelto. Esto es el Mediterráneo y no hay grandes olas, pero con resaca el acercamiento al acantilado puede ser complicado y peligroso.


Pero bueno, nos echamos al agua y comenzamos a nadar hasta el acceso a la pared, a unos 60 o 70 m de distancia.


Las olas esta vez nos lo han puesto difícil, pero después de varios intentos fallidos conseguimos al fin encaramarnos a la pared.


Si os fijáis en las imágenes, en la parte del acantilado que toca el mar, el oleaje continuo ha formado en la roca una  concavidad bastante amplia que hace muy difícil y en algunos sitios imposible el acceso a la pared.


Javi se pone otra vez la camiseta. Hace unas semanas estuvimos también aquí y el sol nos quemó la espalda. Se trata de que esta vez no ocurra lo mismo.


Rubén es valiente, no le importa achicharrarse al sol como un cangrejo.


Si os fijáis en lo que llevo colgado al hombro, un estribo de cuatro peldaños y un gancho "fifí" marca Salewa. Es lo que utilizamos para acceder de nuevo a la pared en caso de caída. Pero aún así, con esta herramienta, el acceso es difícil.


Continuamos escalando. Es una gozada escalar así, al borde del mar, y la mejor alternativa para los días de calor como el de hoy.


La travesía es complicada, pero muy divertida. Hay tramos para todos los gustos y dificultades, desde algunos, pocos, en los que avanzamos rápido, hasta tramos de 6a y 6b con algún paso aislado más difícil.


En algunos lugares, como este diedro, hay que destrepar hasta tocar con los pies el agua; después vuelta para arriba.


En general es una escalada atlética en la que, como son muchos metros, sales cansado de brazos.


Este año ya hemos hecho esta travesía varias veces, los días que aprieta mucho el calor y no se puede escalar en pared. Incluso hace unas semanas Javi y yo dimos la vuelta entera al Peñón, la mitad escalando y la otra mitad nadando; unos 1.700 m en total, terminamos reventados.


Es un juego en el que con esfuerzo físico y habilidad vamos sorteando la caída sobre las olas.


Éste que empiezo es uno de los tramos más bonitos de toda la travesía. Es una placa bastante lisa que nos lleva hasta un bloque colgado que nos permite escalar en "bavaresa".


La adherencia de los pies va bastante al límite, y aunque el canto de las manos es muy bueno en general no es nada fácil.


Aquí he marcado con un círculo rojo la zona donde corresponde el bloque en bavaresa, donde estamos escalando.


Es un paso muy estético que permite buenas fotos.


Aquí hay que meter la mano bien al fondo bajo el bloque para cogerse a un buen canto. Además justo en esta zona los pies patinan bastante.


Pero ya he terminado el paso y detrás de mí viene Javi metiendo prisa.


Como no hay reuniones ni maniobras de recoger cuerda ni de esperar al compañero, se escala bastante deprisa, por lo que en no mucho tiempo estamos ya bastante lejos.


Continuamos escalando; los pasos se van sucediendo, unos más fáciles y otros más difíciles.


Pero en general siempre bonitos y muy estéticos. Esta travesía es muy bonita.


Incluso hay lugares en los que conseguimos descansar, eso sí, siempre avanzando.


Pero descansar en pocos; enseguida llega otra zona vertical y el más difícil todavía aquí es una constante.


Y de vez en cuando ya se sabe, paso difícil y caída al agua. Hasta viene bien un bañito para relajarse de tanta roca.


Aunque a veces, al tratar de volver a la pared lo pagamos con un rasponazo que otro. Menos mal que aquí no hay tiburones...


A veces encontramos una buena repisa para descansar un rato y contemplar el paisaje, sacar una foto, animar al compañero que todavía está en un "fregao"; en fin, esas cosas.


Y enseguida volvemos a la roca. Parece mentira, pero aquí, en tres o cuatro horas, hacemos cerca de mil metros de escalada.


Es una forma maravillosa de escalar al borde del mar soportando la canícula del verano.


Ya estamos lejos de la cala en la que hemos empezado, aquellas rocas del fondo. El acantilado vertical continúa aquí bajo el agua y el fondo rocoso está a mucha profundidad, entre veinte y treinta metros.


En este tramo la dificultad no pasa de IV grado y avanzamos deprisa.


En algunos lugares escalamos cerca del agua, pero en otros hay que subir bastante para encontrar un paso factible y enseguida nos ponemos a seis o siete metros de altura.


Y llegamos por fin a la cueva. Es una gran concavidad que forma un imponente desplome sobre el agua.


Javi ataca el primero. Las olas pegan con fuerza por debajo de nosotros haciendo un ruido impresionante.



La primera vez que recorrí esta travesía fue hace unos veinte o veintidós años. En aquella época los escaladores no hacía este tipo de cosas, por lo que es muy fácil que fuera el primero en hacerla, aunque lógicamente no hay constancia de este hecho.


En esta foto he marcado con un círculo rojo la zona de la cueva, donde estamos escalando.


La zona de la cueva es uno de los pasos más bonitos de la travesía. Tiene buenos cantos para cogerse, pero el desplome es impresionante.


La dificultad del conjunto es 6a-, pero se hace bastante bien. Mirad cómo disfruta Javi dando este paso.


La bahía norte de Calpe, con su playa y sus rascacielos, queda ya bastante lejos.


Son unos movimientos muy estéticos que van atravesando la cueva en diagonal.


Y al final, cuando se acaba la cueva, estamos a cinco o seis metros de altura sobre el agua.


Y detrás de Javi pasa Rubén, haciendo los mismos movimientos.


Y hacia el norte, en la lejanía, vemos la punta de Moraira.


Una vez pasada la cueva avanzamos un poco más y después damos la vuelta. Algunas veces, desde aquí, hemos vuelto nadando, pero hoy hemos decidido volver de nuevo escalando.


El hacer los mismos movimientos al revés nos da una perspectiva nueva de la travesía, como si fuera otra diferente.


Como hacer la bavaresa a la contra. Poco a poco vamos volviendo.



Y el último tramo lo hacemos también nadando hasta llegar a las rocas.


Mis dos compañeros, Javi y Rubén, cansados pero contentos. Habremos hecho entre 700 y 800 m  de escalada, y unos 200 nadando.


Nos hacemos una autofoto entre las rocas, con el acantilado que hemos recorrido al fondo.


Y bueno, esta jornada termina igual que las anteriores, con una buena jarra de cerveza fría para celebrarlo.