viernes, 31 de agosto de 2012

Vía Costa Blanca al Peñón de Ifach

Iñaki Miró
Guía de Montaña, Escalada, Espeleología y Barranquismo
-----------------------------------------------------------

Costa Blanca al Peñón de Ifach
Calpe, Alicante


El Peñón de Ifach, este impresionante monolito rocoso de 332 m de altura que constituye una de las últimas estribaciones sobre el mar de las cordilleras béticas, fue declarado Parque Natural el 28 de enero del año 1987, y permanece unido al continente por un estrecho istmo de origen detrítico.


Situado en el municipio de Calpe, comarca de la Marina Alta, al norte de la provincia de Alicante, alberga al socaire del oleaje del norte un puerto donde se resguardan tanto los barcos de los pescadores como veleros deportivos.


El pasado 4 de agosto Rubén y yo aparcamos a primera hora de la mañana en el camino del puerto, con la intención de escalar la vía Costa Blanca.


El Peñón, por su cara sur-sudoeste, forma una impresionante pared que ronda entre los 200 y los 300 m de altitud, por la que se han abierto innumerables vías de escalada de diferentes dificultades y ambientes.


Recorremos el paseo marítimo al borde del mar hasta donde termina, bajo la pared del Peñón.


Todavía es temprano, poco más tarde de las ocho de la mañana, pero ya hay algunos pescadores que se afanan desde sus barcas.


La línea roja corresponde más o menos al trazado de la vía Costa Blanca, un itinerario de escalada de corte deportivo, totalmente equipado con parabolts, de unos 250 m de longitud y una dificultad máxima de 6c, abierta en 1993 por Jaime Arviza y Salvador Guerola. Es la que tenemos intención de recorrer hoy.


Justo donde termina el paseo marítimo del Peñón comienza un sendero que asciende por la ladera al borde mismo de la pared.


La pendiente de la ladera es fuerte y enseguida cogemos altura. Por debajo de nosotros los paseantes más madrugadores comienzan a aparecer.


Y en poco más de cinco o diez minutos llegamos hasta el pie de la vía.


Aquí es donde nos preparamos. Hay que ponerse el arnés y los hierros, preparar la cuerda y atarse; cosa de poco tiempo.


Y empezamos a escalar. El primer largo que escalamos no se suele contabilizar en las reseñas, pues son unos 25 o 30 m de trepada sencilla, de III grado, que hacemos sin atarnos y se utiliza para acceder a diferentes vías.


Rubén en la primera reunión de la vía, que en otras reseñas aparece como el comienzo del recorrido de Costa Blanca.


El comienzo es un paso de 6a+ que desploma ligeramente y que cuesta bastante porque todavía no hemos entrado en calor.


Es un comienzo donde mucha gente suele equivocarse, porque una vez pasado el segundo seguro hay que atravesar a la izquierda en lugar de continuar por una estrecha fisura que en principio parece más lógico.


Pero es una vía que conocemos bien pues la hemos escalado bastantes veces; no nos da ningún problema. Rubén llegando a la segunda reunión.


Escalando en el Peñón enseguida se coge altura y el paseo marítimo cada vez se ve más lejos.


La segunda reunión es cómoda y permite asegurar al primero de cuerda sin problemas. La vía está totalmente equipada con parabolts inoxidables que le dan mucha seguridad.


El tercer largo es difícil. Comienza en una placa bastante lisa que nos lleva a un diedro que corta diagonalmente la pared.


El largo está bastante bien asegurado y escalamos sin problemas.


La característica más peculiar de este diedro es que, según avanzo por él, la dificultad va aumentando al mismo tiempo que la pared se pone cada vez más vertical.


En la última parte del largo el diedro desploma ligeramente y el último paso antes de la reunión tiene una dificultad de 6b+.


Ya veis que no soy muy ortodoxo montando las reuniones. La ortodoxia en general me aburre, a todos los niveles.


Rubén ataca el diedro con ganas y lo resuelve sin problemas.


En esta foto se bien la grieta que cierra el diedro, en la que entran las manos con facilidad. Se ven las manchas de magnesio que vamos dejando en la pared.


Un velero solitario aparece por detrás de la pared desplomada del Peñón.


Rubén ha resuelto el último paso desplomado del largo y llega contento a la reunión.


Y justo antes de entrar en la tercera reunión me hace una foto.


El cuarto largo (que en los croquis suele aparecer como tercero) es ligeramente más fácil que el anterior, aunque tienen en común que la dificultad va aumentando según vamos ascendiendo.


La verdad es que hemos tenido una gran suerte con el tiempo, porque a pesar de que estamos en mitad del verano el cielo está nublado y el calor es soportable.


Los últimos pasos del cuarto largo, antes de la reunión, dan una dificultad en conjunto de 6b.


Por fin llego a la reunión y me dispongo a recoger a mi compañero.


Rubén resuelve sin mayores problemas el largo y llega también a la reunión. La vista del Mediterráneo, allí abajo, es impresionante e invita a un baño.


A pesar de que está nublado y el calor es soportable, las altas temperaturas de los días anteriores junto con el salitre procedente del mar que se deposita en la pared, hace que la roca esté bastante resbaladiza.


Y como el quinto largo de Costa Blanca (el cuarto en la mayoría de los croquis) es lo que aquí llamamos muy "peñonero", con cantos muy romos y normalmente patinosos, decidimos cambiar de vía.


Como estamos en la parte alta del gran pináculo rocoso donde se juntan varias vías, Rubén ha dejado a un costado la vía Costa Blanca para subir hasta la reunión donde la vía Diedro Ubsa enlaza con la zona más vertical de la pared.


Rubén en la reunión del Ubsa, por donde vamos a continuar.


El primer largo de pared del Ubsa, una vez fuera del gran diedro formado en el pináculo o espolón, es bastante vertical, con buenos cantos. El paso más difícil está en la parte alta y será 6a+.


Rubén observando el largo desde la reunión, sobre el bloque empotrado que corona el gran espolón.


Menos mal que hemos decidido salir por esta vía, porque efectivamente el salitre del mar ha hecho de las suyas en esta zona de la pared y todas presas de este largo, también romas, resbalan un montón.


Ya he llegado a la reunión y mi compañero se dispone a empezar a escalar.


Esta reunión del Ubsa, desde donde se continúa escalando después de un rápel pendular de 8 m, es bastante cómoda pues se hace en una gran repisa u oquedad.


Desde aquí, la vista que tenemos sobre la bahía de Calpe, aunque el día está nublado, es espectacular. En primer plano, el hombro de la vía Valencianos.


Rubén ya ha salido del último paso desplomado del largo y llega a la base de la cueva.


De momento estamos escalando a gusto y sin mayores problemas, disfrutando del día y de la roca.


Casi todas las reuniones están equipadas con dos parabolts inoxidables, para evitar la corrosión del mar.



En lugar de rapelar descuelgo a Rubén hasta la siguiente reunión; así es más rápido.


Una vez se ha instalado en la siguiente reunión me descuelgo a mí mismo.


Este descenso, aunque lo hemos hecho infinidad de veces, siempre resulta impresionante con el mar allí abajo, además de muy estético y fotogénico.


En realidad, más que un rápel pendular, es un descenso vertical de unos 6 m y una pequeña travesía horizontal por una repisa. Por esta misma repisa atraviesan también las vías Costa Blanca y Miserables.


Una vez decididos a cambiar de vía Rubén continúa escalando por el Ubsa, que también es una vía muy bonita y disfrutona, aunque bastante más fácil.


Yo me quedo asegurándole desde la reunión bajo el rápel, disfrutando del paisaje.


Este largo también es muy bonito, V grado.


Atraviesa un largo y estético diedro de roca excelente que es común con la vía Piratas.


En la parte alta del diedro la pared se tumba y allí, un poco por encima de estos matorrales, se encuentra la reunión.


Rubén me asegura y comienzo a escalar.


En la reunión, sobre el mar.


Este largo es muy bonito, sobre un diedro blanco que se corona con un pequeño desplome con un paso algo más difícil, de 6a-.


Éste es el octavo largo que hacemos escalando. Cuando lleguemos arriba habremos recorrido unos 270 o 280 m de pared, todos bastante difíciles.


Ya he terminado el largo y me dispongo a asegurar la cuerda de mi compañero, que empieza a escalar.


El último paso del diedro le deja en la reunión. Aquí termina la dificultad de la pared.


El lugar en el que estamos es impresionante, cerca de la cumbre; disfrutamos de una vista espectacular.


Rubén ataca el último largo, una trepada sencilla de III grado, de unos 30 m, que nos deja en la cumbre.


Hemos estado aquí arriba varias docenas de veces, siempre escalando, y nunca nos cansamos ni del paisaje ni de las sensaciones que nos depara.


El descenso del Peñón de Ifach lo hacemos por el camino normal de subida, el que utilizan los excursionistas. Desde aquí contemplamos la zona norte de Calpe y su espectacular playa.
Y con esta imagen terminamos el reportaje, espero que os haya gustado; hasta el siguiente, dentro de unos días.