sábado, 31 de diciembre de 2011

Danza Invisible al Tozal de Levante

Iñaki Miró,   Guía de Montaña, Escalada, Espeleología y Barrancos
Página web:   http://inakimiro.jimdo.com/
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Vía Danza Invisible al Tozal de Levante.

Vía Danza Invisible al Tozal de Levante, 6b+-A2, Ponoig, Alicante.


El Ponoig- sierra de Aitana-, denominado por los lugareños como "León Dormido" por la silueta que puede contemplarse desde el pueblo de Polop de la Marina, desde el que accedemos a esta montaña, es un gigante calcáreo de 1100 m de altitud con vertiginosas paredes rocosas de casi 500 metros de desnivel.


Subimos con el coche por una estrecha carretera de servicios que nos deja junto a una construcción oficial al lado de un helipuerto y un pequeño aparcamiento. Estamos bajo la cara sudeste de la montaña, un enorme paredón de más de 400 m de desnivel que es un paraíso para los escaladores.


Hoy es 29 de diciembre; ha amanecido un fantástico día despejado aunque un poco frío por la mañana. Hemos venido Javi, Miguel y yo. En el aparcamiento preparamos los trastos y subimos hasta la base de la pared con el arnés puesto y el material de escalada colgando del hombro.


El sendero sube serpenteando por una ladera que en su época estuvo aterrazada, como se ve en la foto, con cultivos en bancales hoy abandonados. En la actualidad el terreno está plantado de pinos y un espeso matorral de brezos, sabinas, romeros y otras hierbas dificulta bastante el avance.


Subimos casi hasta la base de la pared y vamos bordeándola hacia el sur. El Ponoig es una montaña muy amplia y en su base tiene más de un kilómetro de anchura. La pared da algunos requiebros con diferentes orientaciones, y dependiendo en qué zona nos encontremos recibe diferentes nombres.


Nosotros nos dirigimos valle arriba hacia la pared situada a mayor altitud, el Tozal de Levante. Aunque tiene el acercamiento más largo en algo menos de tres cuartos de hora llegamos hasta la base. 


Aquí vemos desde abajo el borde derecho de la pared. Recibe el nombre de Tozal de Levante porque desde algunos lugares recuerda ligeramente el perfil del pico llamado Tozal de Ordesa. El nombre original que los lugareños dieron a esta montaña fue Single de Gaspar.


El sol empieza a calentar con fuerza, a pesar de las fechas en las que estamos, y con una pendiente tan fuerte la ropa empieza a sobrar. Al fondo el valle de Polop de la Marina invadido por urbanizaciones y cultivos de nísperos y limones, la riqueza tradicional del lugar.


Ya estamos llegando a la base de la pared. Los pastores tradicionalmente aprovechaban las concavidades de la roca, que cerraban con bloques de piedra, para construir rediles para las ovejas y refugios para ellos.


Es una impresionante pared de roca calcárea cruzada de lado a lado por un formidable extraplomo.


Vista del Tozal de Levante desde la ladera de enfrente. La vía elegida- en rojo, seis largos, 230 m de altura, dificultad obligatoria 6b-A2- es la Danza invisible. Cruza por la zona derecha el impresionante desplome que recorre diagonalmente la pared. La línea intermitente azul marca el descenso por el barranco y la línea recta la situación de los tres rápeles obligatorios que nos dejan a pie de pared.


En la base de la vía nos preparamos. La pared que vemos al fondo es el sector Hadas del Ponoig.


Como la vía tiene seis largos, decidimos repartirnos el liderazgo de la cordada en dos largos cada uno. Empieza Javi.


Miguel asegura al primero de cuerda mientras yo aprovecho para sacar algunas fotografías.


El primer largo es bastante asequible, 6a al principio, Vsup después, lo que viene bien para ir entrando en calor y tomar contacto con la roca. Es un largo de placa, con regletas y pequeñas presas, asegurado con algún clavo y parabolts.


Javi ya ha llegado a la reunión y tanto Miguel como yo nos preparamos para escalar. Esta vía fue abierta en febrero del 92 por Guerola, Jaime Alvizar y Emili Perales.


Javi en la primera reunión. Es una repisa amplia y cómoda; está equipada con parabolts y preparada con una anilla para rapelar.


Vamos cogiendo altura y la vista sobre el valle es espectacular. Con una buena panorámica se va haciendo evidente el destrozo que ha perpetrado en el paisaje de Alicante la especulación inmobiliaria.


Javi continúa escalando de primero de cuerda. La salida de la reunión es delicada. Un poco más arriba se complica más todavía.


Todavía no hemos llegado a la zona donde la vía Danza Invisible cruza los grandes desplomes de la pared, pero aún así la escalada es muy vertical y vamos superando pequeñas panzas desplomadas que la complican aún más.


El paso más complicado de este largo es esta pequeña panza equipada con un buen puente de roca en la parte inferior, 6a+.


Pero Javi lo supera con habilidad. Ya hemos hecho este recorrido en un par de ocasiones anteriores, así como otras vías de esta pared, y por lo tanto lo conocemos, pero en marzo de este año tuvimos que bajarnos de mitad de la pared cuando la estábamos intentando en medio de una ola de calor impresionante que nos dejó deshidratados.


Miguel superando también el desplome que forma el paso más difícil del largo.


Javi ya ha llegado a la segunda reunión y nos recoge. También es una repisa ancha y bien asegurada con dos parabolts y un puente de roca, aunque un poco más incómoda que la anterior.


Miguel es un veterano de la montaña valenciana, excelente escalador y mejor compañero. Entre los tres hemos formado una cordada de 154 años de experiencia, lo que no es poco.


Aquí nos cambiamos las puntas de las cuerdas y aprovechamos para beber un poco de agua. Como podéis ver, la repisa que forma la reunión está bastante inclinada.


Le toca a Miguel ir de primero de cuerda mientras Javi asegura y yo continúo sacando algunas fotos.


La salida de este tercer largo como veis desploma  bastante, aunque está bien asegurado con parabolts y se puede forzar. Javi ayuda un poco con la cuerda.



Los que abrieron la vía le dan a todo el conjunto del largo una dificultad de 6b+, pero personalmente pienso que esta primera parte es algo más difícil, quizás 6c.


Como Miguel se está "trabajando" el largo, Javi y yo aprovechamos para hacernos unas fotos.


Cuando se asegura a un primero de cuerda en un largo de dificultad hay que estar muy atento a todos sus movimientos. Saber ceder cuerda o recoger cuando sea preciso. Tened en cuenta que una caída imprevista con mucha cuerda sobrante, sobre todo cuando debajo hay una repisa, puede fácilmente provocar un accidente.


Pero Miguel va resolviendo las dificultades del largo sin problemas.


A nuestra espalda y a no mucha distancia podemos ver la ciudad de Benidorm, un monstruo plagado de rascacielos que cada pocos años compite con Madrid por ver quién posee la torre más alta del país. Desde donde nosotros estamos parece una incongruencia arquitectónica. ¡Y que haya gente a la que le guste pasar sus vacaciones allí...!


La escalada en el Tozal de Levante es de una belleza plástica difícil de superar. Roca blanca, placas de regletas, desplomes con buen canto, sol, un paisaje increíble. En fin, los escaladores que no hayan tenido el placer de conocer la sierra de Aitana tienen aquí una salida obligatoria para realizar.


Miguel ya ha llegado a la tercera reunión y Javi y yo comenzamos a atacar el largo. El desplome es duro y trabajoso.


Miguel, parado en otra pequeña repisa, nos asegura desde arriba. Esta pared no da tregua: fijaos en el desplome que tiene encima de su cabeza.


Aunque vayamos con la cuerda para arriba el largo se hace duro. No tiene lugares de descanso. Por encima del paso desplomado nos espera una placa de pequeñas regletas donde los cantos afilados de la roca nos cortan la piel de los dedos.


El cuarto largo es el que atraviesa el desplome característico de la pared. Ya vamos cogiendo altura y hacia el sur aparece la cumbre del Puig Campana, de 1400 m de altitud. Están apareciendo algunas nubes en el firmamento y cuando se cubre el sol la temperatura enseguida baja unos cuantos grados.


Miguel continúa de primero de cuerda. Parece ser que alguien ha conseguido liberar este techo forzando la escalada en libre, pero parece imposible; es un desplome brutal. Para nosotros es A2, escalada artificial.


La vista que tenemos sobre el valle de Polop de la Marina y sobre la bahía de Altea es espectacular.


La escalada artificial de un desplome se parece mucho a un ejercicio acrobático circense.


Al ir tres vamos con doble cuerda y el asegurador puede ayudar  bastante soltando y cogiendo cuerda, para que el primero haga menos esfuerzo.


Ahí está Miguel colgado como un chorizo en una carnicería. Ésta no es una pose muy estética.



Mientras tanto nosotros continuamos en la reunión. Javi ahí está, liado con las cuerdas mientras yo trato de inmortalizar algún momento interesante.


El desplome es potente y el avance resulta duro. En este tipo de escalada hay que tirar mucho de los brazos y al final terminas cansado.


Ya vamos cogiendo una altura respetable sobre el valle y el bosque que tenemos debajo. Al fondo se ve el camino que sube hasta el collado entre esta montaña del Ponoig y el Puig Campana.



Miguel ya está terminando el tramo más complicado del desplome. Por encima la pared se torna vertical y más arriba va a volver a encontrar otra zona desplomada, aunque no tanto como ésta.


Parece que Miguel ya ha llegado a la cuarta reunión, así que ahora nos soltamos y nos toca a nosotros.


La temperatura ha bajado unos cuantos grados y nos ponemos algo más de ropa. Javi en el cuarto largo, por encima de la zona más desplomada.


El cuarto largo de Danza Invisible es una ascensión espectacular, potente y muy desplomada.


En primer plano el Racó del Corb; al fondo el Peñón de Ifach. La foto no es muy buena, pero entended que el zoom de las cámaras compactas no da para mucho más. El peñón es una pared a la que solemos ir habitualmente a escalar.


Vamos terminando el cuarto largo, alternando pasos en artificial desplomados con muros verticales de escalada libre con dificultades en torno al 6a+.


En la cuarta reunión volvemos a cambiar las puntas de las cuerdas y me pongo yo de primero. Empiezo con una pequeña travesía horizontal hasta llegar de nuevo a otro desplome, aunque no tan aparatoso y exigente como el de la reunión anterior.


A lo lejos vemos otra cordada en la pared. creemos que están haciendo la vía del Indio. Al fondo el Puig Campana, una de las cumbres más emblemáticas y conocidas de Alicante.



Tengo que realizar un par de pasos de A1 bastante desplomados para salir a una corta fisura donde meto un friend del 1 para asegurar. Después la pared vuelve a ponerse vertical con una espectacular salida en libre de 6a.


La pared del Ponoig a mi derecha, sobre el valle.


La última reunión en pared, la quinta. he llegado justo de material y no me queda ninguna cinta larga para unir los seguros. Como podéis ver utilizo la placa Lucky para asegurar; de todos los aparatos de seguro es el que más me gusta.


Miguel primero y Javi después, terminando el quinto largo. Estamos tan altos que los árboles del bosque parecen pequeños arbustos.


A partir de la primera zona desplomada la pared se pone primero vertical y después tumba un poco. La dificultad también baja.En la segunda mitad de este quinto largo la dificultad no pasa de V grado, pero continúa siendo una escalada muy estética sobre una roca muy adherente y sólida. Una belleza de largo.


Estamos disfrutando mucho en este largo. Principalmente porque los pasos duros ya se han terminado y lo que queda es una escalada limpia, muy asequible y estética, una gozada.


Una vez en la cumbre hago la reunión como puedo, con un puente y un pico de roca. El sexto largo es el último. Un muro vertical con la roca algo delicada, pero que no pasa de V grado, nos deja en las terrazas de  salida.


En las terrazas de salida. A pesar de los arbustos y hierbajos que vemos en la foto todavía les queda superar un muro vertical de IV grado para llegar a la cumbre.


En la cumbre. Miguel y Javi, mis compañeros. Ya ha terminado todo, aunque todavía nos queda bajar.


No me resisto a una buena foto de cumbre con la maravillosa bahía de Altea como telón de fondo.


Recogemos el material y nos disponemos a bajar de la montaña. Lo que queda tampoco es fácil.


Entre la cumbre del Tozal de Levante y la de la Torre de Enmedio se forma un pequeño barranco al que tenemos que acceder buscando el terreno más fácil.


Atravesamos, destrepamos, buscamos los caminos de las cabras para llegar a la zona fácil. Vamos sueltos, sin cuerdas, pero en algunos lugares hay que estar atentos.


Una vez al fondo del barranco sólo nos queda descender por él hasta llegar al borde de la pared desplomada donde están instalados los rápeles.


Es un descenso de noventa metros divididos en tres rápeles, el último de ellos, el más largo, completamente desplomado.


Están muy bien instalados, sobre parabolts con anillas para que la cuerda roce lo menos posible.


El último rápel es largo, de cuarenta metros y completamente desplomado.


Ya estamos abajo, por fin, cansados pero contentos.


Sólo nos queda recoger las cuerdas y bajar caminado por el bosque hasta el coche, media hora aproximadamente.


De nuevo en el coche de Miguel. Y esto acabó como acaban estas cosas, con una jarra de cerveza en el bar. Tiempos utilizados: acercamiento hasta la base de la pared 3/4 de hora. Vía Danza Invisible, 5 horas de escalada. Descenso por el barranco y rápeles, algo menos de 1 hora. Regreso al coche, 1/2 hora.