lunes, 30 de septiembre de 2013

Escalada en el Valle de Atxarte

Escalada en el Valle de Atxarte
Durangoaldea, Bizkaia



El valle de Atxarte, situado en pleno corazón de la comarca de Durangoaldea- Bizkaia- y enclavado dentro del Parque Natural de Urkiola, se abre entre los cordales montañosos que forman- a la izquierda de la imagen- las cumbres de los montes Aitz Txiki, Alluitz y Anboto (el más alto de la comarca, al fondo a la izquierda), y- a la derecha- el Untzillaitz y Urkiolamendi.


El monte Untzillaitz- 934 m de altitud-, fotografiado desde las inmediaciones del puerto de Urkiola, vierte las aguas de su ladera nordeste (en sombra) sobre el valle de Atxarte.


Y en la ladera opuesta del valle se alzan los macizos calcáreos del Aitz Txiki- a la izquierda, 791 m de altitud- y del Alluitz- a la derecha, 1.034 m-. Podemos decir que en estas paredes, y sin ánimo de menospreciar a otras zonas de montaña, se ha forjado la historia del alpinismo vasco.


Hace unas semanas estuvimos escalando en la cara oeste del Picu Urriellu- Picos de Europa (buscar en el archivo de este blog: septiembre 2013), y de vuelta para casa decidimos parar unas horas a escalar en estas montañas que tan bien conozco y de las que atesoro tantos recuerdos.

Torre de Urrestei
Vía Sur Clásica


Decidimos hacer la vía Sur Clásica a la Torre de Urrestei, una preciosa vía de cuatro largos y 120 m de longitud, situada en la gran diagonal del monte Untzillaitz.


Subiendo por la carretera del puerto de Urkiola, dejamos el coche en un pequeño aparcamiento habilitado en las cercanías del caserío de mi amigo Joserra (expresidente de la Euskalherriko Mendizale Elkargoa - Federación Vasca de Montaña), probablemente el baserri (caserío) más fotografiado de toda Euskal Herria.


Al principio el camino transcurre por el interior de un hermoso bosque.


El acercamiento desde el coche a la pared es corto, poco más de veinte minutos.


Javi no quería marcharse de Atxarte sin que le hiciera una foto teniendo como telón de fondo la pared.


La vía Sur Clásica de la Torre de Urrestei fue abierta en 1964 por la cordada J. M. Régil y C. García. En su momento fue abierta con clavijas y buriles y se realizaba en su mayor parte en artificial, teniendo una cotación de V+A1. En la actualidad, reequipada la vía con parabolts, se puede realizar casi en su totalidad en escalada libre con una dificultad bastante mayor:
Primer largo: 35 m, 6b de adherencia los primeros diez metros, IV el resto del largo.
Segundo largo: 30 m, el más espectacular, dificultad mantenida 6b al principio 6c al final. Dos pasos de A0 para entrar a la segunda reunión.
Tercer largo: un largo muy bonito de 30 m de V grado con un par de pasos centrales de 6b+.
Cuarto largo: 30 m; vía original por la derecha, equipada con clavijas, un paso inicial de V grado y el resto IV. En línea recta a partir de la reunión, salida directa equipada con parabolts, una escalada mucho más interesante y con roca más sólida, V+ 6a-.


Posando a pie de vía con cara de felicidad. Para mí escalar en Atxarte es más que un placer; es el lugar en el que me he formado.


La vía está totalmente equipada y no hay que llevar nada, excepto 14 o 15 cintas y material para las reuniones, que también son rapelables.


Todavía recuerdo cuando nos dábamos estos pasos de adherencia extrema con botas duras; la verdad es que con los pies de gato no los hago mejor. Hay que andar con cuidado, los primeros pasos son difíciles y el primer parabolt está muy alto.


Una vez superada la placa entramos en una chimenea-fisura bastante herbosa más sencilla, aunque también está más vertical que la placa del principio.


A Javi le resultan extraños estos pasos de adherencia. La verdad es que el calcáreo de estas paredes de Atxarte es bastante diferente al que hay, por ejemplo, en las paredes de la Comunidad Valenciana.


Aquí la roca no da muchas opciones. En general es una configuración de placas lisas casi imposibles con grietas y agujeros donde todos los escaladores tienen que agarrarse a las mismas presas.


El segundo largo es una maravilla. Transcurre por una línea poco definida de pequeñas grietas y agujeros, por donde los primeros escaladores subieron totalmente en artificial con estribos, clavando o burilando la roca allá donde no encontraban una grieta adecuada.


Javi observa el largo desde la reunión. Ha empezado muy contento en camiseta porque daba el sol, pero se está nublando y empieza a hacer fresquete.


Y termina poniéndose un chaleco por encima. No es que haga frío, pero corre aire y somos del sur...


Pero disfrutamos atacando estas placas de pasos difíciles que ponen a prueba nuestro ingenio y buen hacer.


La zona alta del largo, de 6c, es absolutamente vertical o incluso ligeramente desplomada, con regletas y cantos muy pequeños que empiezan a patinar; se nota el paso de la gente.


Desde la reunión animo a Javi a seguir forzando los pasos. Habré hecho esta vía unas cincuenta veces, las primeras sin bajarme de los estribos, y paralelo a la evolución del equipamiento de la pared ha ido mi evolución como escalador.


Todavía recuerdo la ilusión que me hizo la primera vez que conseguí darme de primero y en libre este largo, todavía con la mayoría de las clavijas originales; sólo se habían sustituido las más estropeadas, y desde luego no estaban los parabolts actuales.


Pero es una maravilla poder disfrutar todavía, tantos años después, de estos movimientos.


Frente a nosotros, el valle de Atxarte y los macizos del Aitz Txiki y del Alluitz, dos montañas emblemáticas de mi tierra y de mis recuerdos.


Empiezo el tercer largo. Javi me ha cedido el liderazgo de cuerda en toda la vía para mi disfrute.


Desde la reunión, a casi setenta metros del suelo, observa el desarrollo del largo.


Ya he llegado a la reunión y recojo la cuerda de mi compañero.


Es un largo muy bonito, con un par de pasos difíciles que sortean un ligero desplome y luego una bonita travesía hasta la reunión.


A Javi se le dan bien estos movimientos de fuerza, está disfrutando de la vía.


Ya ha terminado el tramo vertical y ahora tiene por delante una travesía horizontal de unos diez metros.


La travesía no es complicada, unos pasos de V grado pero con pocos seguros.


Pero el ambiente que domina esta ascensión, y el paisaje del que disfrutamos, es espectacular.


El cuarto largo, el de salida, se puede realizar por dos sitios diferentes.


Un par de metros por encima de la reunión, después de un paso difícil, podemos tomar dos caminos. 


Por la derecha, equipado todavía con clavijas y una dificultad de IV grado (terreno algo descompuesto), va la vía original. En recto por encima de la reunión, equipado con parabolts, la vía directa, más difícil y compacta. Vamos por esta última.


Y Javi llegando a la última reunión, casi en la misma cumbre y con toda la pared bajo él.


La última reunión, sobre un parabolt. Ha sido una ascensión fantástica.


Y poco más allá, bajo la roca que forma la cumbre de la Torre de Urrestei, se encuentra el rápel de 40 m que nos deja en el collado de Urrestei, bajo la aguja y arista de Saukukogane.


Otras paredes del valle
Labargorri - Eguzkiarre



Otra de las aristas que bajan desde la cumbre del Untzillaitz, sobre una de las dos enormes canteras que afean el valle de Atxarte, en la vertiente sudeste de la montaña, se abre la pared de Labargorri (en el centro de la imagen) y la aguja de Eguzkiarre (a la derecha), ambas de más de 100 m de altura.

La Negra



La vía Negra, en el centro de la pared de Labargorri, tiene cuatro largos, una longitud de unos 120 m y una dificultad máxima de 6b+ A1.


Fue abierta en 1975 por la cordada de José Quirante (Peque) y Paco Chávarri. Fue parcialmente reequipada con parabolts hace años, pero sólo el primer y cuarto largos, los que se pueden forzar en libre. La negra es una de las grandes vías clásicas del valle de Atxarte, que se convirtió en un mito para los escaladores de la época. En la imagen David Mayo en las placas de 6a del primer largo.

Esotérico - Amadeo Peque - Begoña



En la cara sur de la aguja de Eguzkiarre hay en la actualidad numerosas vías de escalada de diferentes dificultades y algunas de ellas se entrecruzan formando un amasijo de líneas. He elegido, como representativa, una combinación de vías que me parece la más atractiva. En la parte inferior de la pared: Esotérica- 1980, Sarrionaindia, García y Soldevilla-,  Amadeo Peque- abierta en 1974 por Amadeo Majón y José Quirante- y en la parte superior de la pared la vía Begoña, abierta en 1963 por Martínez, Soler y Larredondo. En total son cinco largos, totalmente equipados, con una dificultad máxima de 6c.


La mitad inferior de la cara sur de la aguja de Eguzkiarre está formada por una gran placa de roca caliza muy lisa surcada por grietas estrechas y algunas lajas despegadas. Regletas, pequeños agujeros y gotas de agua son las armas de las que dispone el escalador para poder superar esta placa. El primer largo de la vía que aconsejamos, el largo Esotérico, tiene una dificultad de 6a+. En el segundo, la variante Amadeo-Peque, la dificultad aumenta hasta 6b+.


En la parte superior de la pared, la vía Begoña busca con mucha inteligencia una línea quebrada que rompe las grandes placas de esta aguja. En la imagen David Mayo en la primera reunión.


El segundo largo de la vía Begoña y el cuarto de la línea que aconsejamos, es el clave y con diferencia el más difícil de todo el recorrido. Inicialmente fue abierto en artificial y equipado con clavijas. En la actualidad está bien reequipado con parabolts y se puede hacer totalmente en libre, con una dificultad de 6c.

Espolones del Aitz Txiki


El monte Aitz Txiki, de 791 m de altitud, nos presenta desde el valle de Atxarte una ladera plagada de paredes verticales de entre 60 y 150 m de altitud, que forman un excelente terreno de juego para los escaladores.


De todo este rosario de paredes calcáreas destacan, por la calidad de su roca y por las numerosas vías de escalada abiertas en ellas, las llamadas primer y tercer espolón (aguja Sorginkobetagane).

Primer Espolón, vía Diedro



El primer espolón es una bella pared de unos cien metros de altura y la misma anchura, surcada de grietas, diedros, y fisuras. El número de vías de escalada abiertas en esta pared es tan elevado que prácticamente hay una cada dos metros a lo largo de toda su anchura. Es una pared donde todas las vías se escalan en libre, con un rango de dificultades muy amplio. Entre las vías clásicas, la más conocida es la del Diedro, que se ve muy marcado y evidente en el centro de esta imagen de la pared tomada desde uno de sus costados.


El Diedro del Primer Espolón es una vía clásica donde las haya, de unos 120 m de longitud divididos en cuatro largos de cuerda y una dificultad máxima de 6a-. Como se aprecia en la imagen, el diedro nos presenta una escalada de corte clásico y muy técnica, asegurado con clavijas y algunos anclajes químicos. Está totalmente equipado.


Como se ve en esta imagen con Isidro Bayón, las reuniones del primer espolón suelen ser buenas repisas.

Aguja Sorginkobetagane (Tercer Espolón)
Combinación vías Clásica - Irrintzi



La aguja Sorginkobetagane, llamada por los escaladores Tercer Espolón del Aitz Txiki es una aguja rocosa con amplias paredes a los costados y un desnivel que oscila entre los 150 y los 100 m de altura, dependiendo de las vertientes. En la actualidad tiene abiertas numerosas vías de escalada, muchas de ellas se entrecruzan. Hemos elegido la combinación de vías Clásica o Normal e Irrintzi, un recorrido de casi 150 m de longitud y una dificultad (en la vía Irrintzi), de 6a+.


La vía Normal o Clásica de esta pared fue abierta por Pedro Udaondo, P. Agirregomezkorta y M. Martínez en 1960. Con una dificultad mantenida de IV+ y una roca excelente, es una vía que va sorteando desplomes y placas lisas buscando la forma más lógica y sencilla de vencer esta muralla; todo un hito para la escalada de la época.


Desde la aguja Sorginkobetagane se disfruta de un panorama espectacular sobre el valle. En la imagen, Isidro Bayón en la travesía de la vía Clásica. Al final de esta travesía conectamos con el último largo de este recorrido, la vía Irrintzi, abierta en 1984 por P. Tubilleja y J. Colina.


El gran problema del valle de Atxarte ha sido, desde hace muchos años, la existencia de dos antiestéticas canteras que empezaron a crecer de manera desaforada a raíz de la construcción de la autopista Bilbao-San Sebastián. Principalmente los escaladores, pero también todos los amantes de la montaña, han estado luchando año tras año por el cierre de estas canteras, uno de los principales atentados contra la naturaleza de este territorio. En la imagen se puede ver el tamaño de estas canteras comparándolo con la altura de la aguja de Eguzkiarre, a la derecha.


Al final, después de muchos años de luchas y pleitos, en el año 1995, un juez ordenó que mientras hubiera escaladores colgados en la pared deberían cesar los laboreos en las canteras, cuestión de seguridad, por lo que un grupo de escaladores colgó una hamaca permanente a más de 70 m de altura y durante varias semanas, turnándose en grupos de dos, los escaladores se establecieron en la pared. Hubo mucha tensión e incluso intentos por parte de la policía autónoma para echarlos de ahí, pero aguantaron, y finalmente el juez ordenó la paralización definitiva de las canteras de Atxarte. Fue uno de los grandes triunfos de una lucha verdaderamente ecologista.
En la imagen vemos la hamaca de la discordia, y de los dos escaladores, en pie, vestido con un forro polar de color rojo, vemos a Pedro Udaondo, ya fallecido, un histórico escalador bilbaino que, entre otros logros alpinos, tenía en su haber la primera ascensión invernal del Picu Urriellu (Naranjo de Bulnes).


Y terminamos este reportaje con una bucólica imagen del fondo del valle de Atxarte con el caserío Intxalde en primer plano y las agujas de Eguzkiarre como telón de fondo.