sábado, 2 de junio de 2012

Travesía Torca de Tonio-Cueva Cañuela

Iñaki Miró
Guía de Montaña, Escalada, Espeleología y Barranquismo
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Travesía subterránea Torca de Tonio-Cueva Cañuela
Macizo de Peña Lavalle, Arredondo, Cantabria


El pasado domingo 27 de mayo estábamos unos cuantos amigos en la zona de Ramales-Arredondo haciendo cuevas y decidimos realizar la travesía Tonio-Cañuela, una de las más conocidas de la zona.


El pueblo de Arredondo, donde se unen los ríos Bustablado y Asón, es el centro neurálgico de la comarca del Alto Asón, entre los macizos de Mortillano, Peña Lavalle y el valle de Matienzo, que forman en su conjunto un entramado de macizos kársticos con más de 500 km de galerías y profundidades que superan los 800 m de desnivel, con una potencialidad teórica aún mayor.


En el interior de la Peña Lavalle, cumbre de 1.035 m de altitud sobre el pueblo de Arredondo, se encuentran algunos de los complejos subterráneos más grandes e importantes de la región, como el complejo Cueto-Coventosa y el que vamos a recorrer ahora de Tonio-Cañuela, entre otros.


La cueva de Cañuela, o Cayuela, como también se la conoce (probablemente este último nombre sea el más apropiado porque seguramente en otra época sacarían de la cueva bloques de esta roca- cayuela, mezcla de caliza y arcilla, más blanda y fácil de trabajar que la caliza- para la construcción de casas), es una cavidad de grandes dimensiones, conocida de antaño, fácil de ver desde la carretera de acceso al pueblo de Bustablado.


Como punto de partida para las salidas cueveras solemos utilizar el refugio que la Federación de Espeleología tiene en Ramales, otro de los centros neurálgicos de la comarca. Aquí estamos el grupo que al final quedó para realizar la travesía Tonio-Cañuela. A mi derecha Pedro Jiménez y a mi izquierda Mar Piedras, ambos de Madrid, dos excelentes compañeros.


Hasta hace un par de años, para acceder a la boca de la Torca de Tonio se utilizaba un camino que partía de la aldea de Socueva. En la actualidad, los políticos regionales en busca de votos han abierto una nueva carretera comarcal que une los valles de Bustablado y de la Vega del Pas, lo que simplifica mucho el acercamiento.


El marido de Mar, Jose María, también espeleólogo, nos acercó un poco más subiendo con su todo terreno unos cientos de metros por una pista abierta con excavadoras nadie sabe hacia dónde ni tampoco para qué. Otra obra sinsentido para vaciar las arcas públicas y justificar que los políticos trabajan tomando "decisiones".


Aquí estamos los tres que vamos a realizar la travesía, preparándonos.


Desde donde estamos el paisaje es espectacular. El verde claro de la hierba mezclado con el oscuro de los bosques de hayas y el gris de los roquedos. Dolinas, quebradas, profundos valles y altos riscos calcáreos, el paisaje kárstico por excelencia.


Caminamos apenas veinte minutos por una cómoda senda hasta a la primera cabaña de piedra, comprada y arreglada por los miembros de un grupo de espeleología.


Justo bajo la cabaña, a unos 80 m, dos dolinas. En la de la derecha, la más pequeña y arbolada, se abre la boca de la Torca de Tonio.


 Descendemos hacia la dolina atravesando un pequeño muro de piedra que algún cuevero desaprensivo y poco respetuoso se ha encargado de derribar. La boca de la torca, pequeña, se encuentra un poco por encima de la cabeza de Pedro, un poco escondida entre rocas y avellanos.


Como podéis ver, la boca es un pequeño agujero, apenas una grieta, que se abre a un costado de la dolina.


Pedro entra el primero. Es el que más veces ha hecho esta travesía y la conoce bien, por lo que va a ir por delante instalando los pozos. Llevamos cuatro cuerdas de 50 m para poder instalar varios pozos a la vez y también como medida de seguridad.


Como veis en esta topografía de alzada, los diferentes pozos (unos 17) de la Torca de Tonio descienden 280 m hasta la base de la sala Guillaume de Cañuela. Los dos pozos más grandes, el de 48 y el de 55, no se descienden hasta el fondo, terminan en sendos péndulos para acceder hasta unas ventanas laterales, por donde continúa la sima.


Mar va en el medio. Es la primera vez que va a hacer una cavidad de estas dimensiones y en estas condiciones el puesto del medio es el más lógico y aconsejable. A mí me tocará desinstalar e ir recogiendo el material, vamos, el coche escoba.


Los primeros pozos los descendemos rápido. En general son estrechos. Las cabeceras están instaladas con parabolts y algunos spits, y los pasamanos con cable de acero enfundado en plástico, algo no muy recomendable porque no te permite ver el estado del cable. Ésta es la cabecera del pozo de 48 m, el del primer péndulo.


Nos encontramos también algunas pequeñas escaladas, o trepadas, señalizadas con una cuerda guía. La verdad es que la travesía, en la actualidad, no tiene pérdida.


La primera mitad de la sima es tan estrecha que en pocas ocasiones veo a Pedro, que va por delante. Solamente cuando se ha quedado sin material para instalar y le tengo que pasar alguna de las cuerdas que voy recogiendo.



En esta topografía vemos el perfil de la sima y las galerías de la cueva Cañuela.


Los pozos estrechos se suceden. La verdad es que llama la atención la estrechez de esta sima, que más parece una grieta en la roca, sabiendo que 200 m por debajo de nosotros, en las galerías de la cueva Cañuela, las dimensiones son colosales.


Y llegamos a la gatera vertical, una diaclasa muy estrecha de unos catorce metros de profundidad bastante agobiante (por lo menos para mí, que entro muy justo). Creo que este tipo de pasos marcan un límite al tamaño de los espeleólogos que quieran realizar la travesía. Las sacas con las cuerdas se atascan continuamente, y hay que quitarse el descendedor del arnés para colocarlo por encima de la cabeza, si no no cabemos.


Al terminar la gatera vertical la sima continúa por una serie de conductos estrechos, pequeños pozos y algunos remontes.


Es la zona más caótica de la sima, y probablemente, si la cavidad no estuviera totalmente instalada y con cabos guía, recorrerla continuaría siendo tan complicado como fue para los primeros exploradores.


Pozos, trepadas, pasamanos, la cavidad continúa abriéndose ante nosotros.


No suelo contar los años que pasan, pero ya van unos cuantos más de veinte desde la última vez que me metí en esta cavidad; la verdad es que ya iba teniendo ganas de volver.


Éste es el péndulo del pozo de 11 m, también instalado con una cuerda guía.


Aquí se nos fue un bloque de mediano tamaño que nos recordó lo precario y arriesgadas que pueden llegar a ser estas actividades. Nunca hay que confiarse demasiado.


Cabecera del pozo de 6 m. Como veis la sima continúa siendo muy estrecha, con reuniones pequeñas e incómodas.


Y en cada pozo hay que tender y recoger cuerdas, volver a marcar el medio y guardar en las sacas lo que vamos recogiendo.


Cabecera e instalación del pozo de 55. En este pozo tampoco se baja hasta el fondo, sino que a unos cuarenta metros de profundidad accedemos a una ventana lateral que nos conduce a dos pequeños pozos seguidos, de 5 y 6 m.


En esta repisa, que es amplia y cómoda, hemos intercambiado cuerdas.


Cabecera del pozo de 20 m. Uno de los parabolts de la instalación ha cascado, probablemente debido a la caída de una piedra, por lo que unimos mediante una cinta el bolt que ha sobrevivido con un anclaje químico cercano.


En la parte final de la sima los pozos vuelven a estrecharse. Aquí ya sopla una tremenda corriente de aire ascendente que viene de la sala Guillaume de Cañuela; estamos cerca.


La última reunión cómoda en la base del pozo de 22 m. Desde aquí un meandro estrecho y descendente por el que sopla una terrible corriente de aire nos lleva hasta la ventana que se abre sobre la gran sala de Cañuela.


Y éste es el último pozo. El acceso no es muy cómodo, pues hemos llegado a una ventana que se abre directamente en el techo de la gran sala Olivier-Guillaume de la cueva Cañuela, con unas dimensiones de 300 metros de longitud por entre 50 y 80 de anchura, y una planta tapizada de bloques de roca que se desarrolla sobre un plano de estratificación de gran pendiente.



En esta topografía de la cueva Cañuela en planta vemos dibujados, en trazos más oscuros, la proyección de la sima de Tonio sobre la gran sala Olivier-Guillaume, donde hemos llegado. Desde aquí al exterior tenemos que recorrer ahora las grandes galerías de Cañuela.




En la parte inferior dela sala, para acceder a la galería del 10 de Agosto, hay algunos destrepes entre bloques que no son fáciles de encontrar. La cuerda no es nuestra, estaba puesta.


La cueva empieza a estar concrecionada.


Éste es el último paso, tampoco muy complicado, para llegar al fondo de la sala. A partir de aquí el recorrido es más sencillo.


Las grandes galerías de Cañuela, que no tenemos equipo para fotografiar, están muy concrecionadas con grandes cantidades de estalagmitas de formas caprichosas.


Estas formaciones de aspecto tan especial reciben el nombre de "sierras".


Las hay de todos los tamaños, algunas tan grandes que llegan a formar columnas.


Son completamente planas, muy anchas y con uno de los bordes dentado, como la sierra de un carpintero.


A estas dos formaciones, estalactita y estalagmita, les faltan apenas unos milímetros para juntarse y formar una columna.


Son de aspecto terroso, y aunque estamos más acostumbrados a las formaciones en las que la calcita suele ser blanca o de vivos colores, aquí la belleza reside en las formas.


Y después de ascender trepando por una rampa en la que, por precaución, pusimos una cuerda, nos encontramos con la sorpresa de nuestros compañeros, que habían entrado a buscarnos por Cañuela.


Y Félix nos fotografió así a los tres amigos que habíamos hecho la travesía. ¡Jodé, qué feo es el de la derecha!


Y después de estar un rato contando batallas nos dirigimos todos juntos hacia la salida.


Se ven formaciones espectaculares y de lo más caprichosas.


La Galería de las Sierras es uno de los volúmenes más impresionantes que he visto nunca, pero no llevábamos el equipo adecuado para una buena fotografía de conjunto.


Es una galería de grandes dimensiones que por todas partes está tapizada de grandes "sierras" que cuelgan del techo.


Aún así el precario equipo que llevábamos, cámaras compactas muy sencillas, intentamos hacer alguna foto.


Félix llevaba un flash para tratar de conseguir alguna imagen decente, y aquí está Pedro aburrido, con ganas de salir ya de la cueva.


Desde luego la falta de colorido de las estalactitas no ayuda, pero la belleza de la cavidad reside en la espectacularidad de las formas.


Y aunque nos deteníamos continuamente para ver algún lugar nuevo o sacar una foto, poco a poco fuimos saliendo de la cueva.


Las formaciones de aspecto terroso continúan hasta el final.


Y así llegamos hasta el Pozo del Arca, el último, de 15 m, que se hace por una colada y nos deja en la gran galería de la entrada.


Hay un lugar en esta gran galería en el que el suelo se desfonda y el río de Cañuela aparece allí abajo, en otro nivel. Para evitar la caída se ha instalado un largo pasamanos por la pared lateral, es la última instalación de la cueva, o la primera, según se entra.


El pasamanos es sencillo y no da ningún problema. Incluso se podría evitar esta instalación, aunque la caída hasta el piso inferior es considerable.


Y Pedro es el primero en llegar al final; desde aquí se percibe ya la luz del exterior, aunque lejana, esta galería es gigantesca.


Así se ve la boca de Cañuela desde casi doscientos metros de distancia, es una boca muy grande. Tratamos de imaginar el volumen de agua que en otras época debió salir por esta cueva y nos resulta difícil.


Ya sólo nos queda remontar la impresionante galería de entrada para llegar al exterior.


Jugamos con las luces y las sombras para tratar de lograr alguna imagen de recuerdo.


Por fin hemos salido al exterior; entre el descenso de la sima y las fotografías en las galerías de Cañuela nos ha dado el día.


La boca de Cañuela da a un prado lleno de barro con una pendiente muy fuerte, donde son bastante habituales las culadas sobre la hierba.


En la parte baja del prado comienza un sendero que nos llevará directamente a un remanso del río, donde hemos dejado los coches.


Es un sendero muy bonito que atraviesa un lujurioso bosque cantábrico de castaños, robles, hayas, fresnos y algunas encinas dispersas.


Y aquí estamos al completo el grupo que salió por la boca de Cañuela. La foto nos la sacó el amigo Txema, que estaba esperándonos. De izquierda a derecha: Jose María, Mar, Pascual, Pedro, Félix y el que suscribe.


Ya sólo nos quedaba recoger el material e ir a rematar la faena en un bar de Bustablado donde amablemente nos dieron de comer a horas tan intempestivas.


Y termino con esta foto de todo el grupo sacada en el refugio de Ramales. De izquierda a derecha: Sonia, Mar, Odica, Izaskun, Pedro, Iñaki, José María, Félix y Txema.

10 comentarios:

  1. De lujo, te estás superando! jeje De verdad que es un gran placer leer estas salidas tan bien comentadas. No hace falta tener mucha imaginación para acompañaros en la travesía. Saludos sureños!

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  2. como siempre Iñaki,interesante texto y muy bonitas fotos,y en este caso se de lo que estas hablando,con los 6a+ o 7b- no me entero de ná

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  3. Pobre de mi, con sólo ver las fotos ya estoy desfallecido, son 82 años, casi na. Por ota parte no me gustan para nada las concresiones, aun que reconozco el trabajo para obtener las fotos. Felicidades a tod@s.
    Un abrazo.

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  4. una documentazione fotografica molto bella...complimenti.

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  5. Bueno, parece que ha gustado, me alegro, para eso los hago,para que disfrutéis de las salidas.

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  6. Ya podía yo haber encontrado blog de este tipo antes cuando hacia los preparativos de salidas buscando por ahi la poca información que había. Perfectamente documentado, tanto en lo narrativo, como en lo visual.

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    1. Es lo que tiene Internet, amigo, nos acerca a todos mucho

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  7. Muy buen articulo Iñaki, me ha gustado mucho. Aupa

    Abrazos. Pedro

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  8. Un fantastico recorrido que nosotros solo pudimos conseguir hasta el pasamanos, muchas gracias por enseñarnos el resto, Saludos Agur

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  9. Hola Iñaki, hay que reconocer que además de un buen explorador eres un magnífico escritor, documentas muy bien los recorridos y los acompañas con gran cantidad de imágenes, algunas de excelente calidad.
    Saludos de un viejo espeleólogo.

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