viernes, 25 de noviembre de 2011

Vía El Navegante al Peñón de Ifach

Iñaki Miró,   Guía de Montaña, Escalada, Espeleología y Barrancos
Página web:  http://inakimiro.jimdo.com/
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Vía el Navegante, Peñón de Ifach. Calpe, Alicante. 280m, grado obligado 6b+.


El Peñon de Ifach, situado en el corazón de la Costa Blanca, provincia de Alicante, es una gigantesca roca de más de trescientos metros de altura en forma de península.


La vertiente sur-sudeste forma una extraordinaria pared de casi trescientos metros de altura y de absoluta verticalidad, con una roca muy peculiar que propicia un tipo de escalada diferente al de otras paredes.


Las fotos de este reportaje están sacadas el  tres de septiembre de este año. Javi, Rubén y yo madrugamos para poder estar temprano a pie de vía, a eso de las ocho de la mañana. Con un poco de suerte podremos estar arriba antes de que el sol caliente en exceso, lo que en esta pared siempre es un problema.


El comienzo de la vía es común con otras como Costa Blanca o Diedro Hubsa. Después de subir la pendiente de rocas desde el paseo marítimo, aquí mismo nos cambiamos y comenzamos a trepar.


El sol ya se está levantando por encima del mar y lo primero que ilumina es la cumbre del Puig Campana, de 1400 m de altitud, la cumbre más alta de la cercana sierra de Aitana.


El primer largo, común con varias vías, es sencillo, una trepada de tercer grado de unos 25 m. Accedemos desencordados hasta la primera reunión, donde nos atamos. Comienzo el segundo largo, común con la vía Diedro Hubsa, un largo atlético y vertical de V+, bien asegurado con parabolts, aunque en algunos puntos "sensiblemente" alejados.


El largo es una grieta bastante atractiva, atlética, donde se disfruta de un elegante ejercicio de escalada.


Mis compañeros llegando a la segunda reunión.


La segunda reunión es un nicho, la base de un corto diedro, que en primavera suele estar ocupado por un nido de gaviotas.


Un poco más arriba de la mitad del tercer largo llegamos a una repisa fuertemente inclinada donde se separan las dos vías. Aquí es donde empieza propiamente la vía El Navegante, abierta por Guerola, Perales, Terradez y Arbiza, en mayo de 1991.


Aquí es donde empieza la verdadera dificultad de la vía. Hasta ahora, los tres largos comunes con Diedro Hubsa, son bastante más asequibles.



El cuarto largo de la vía es un muro vertical de pequeñas regletas, difícil. Esta vía marcó un hito en el Peñón de Ifach porque fue la primera en abrirse enteramente desde arriba, descolgándose desde la cumbre, con una concepción novedosa y más deportiva de la escalada.


Estamos disfrutando de un día fantástico de escalada. Estamos solos en esta inmensa pared, la temperatura es perfecta y el paisaje increíble. Javí me asegura en el cuarto largo.


La cuarta reunión sobre dos parabolts. Siempre utilizo dos puntos de anclaje diferentes, uno directo con la baga desde el arnés- la cinta azul a la izquierda-, y otro diferente para las dos cuerdas a las que voy atado. Si os fijáis, a la derecha, utilizo la placa Lucky para todo: asegurar al primero de cuerda, asegurar al segundo y rapelar. De todas las placas me parece la más polivalente y cómoda.


Javi llegando a la cuarta reunión, en un paso bastante delicado en travesía donde el seguro queda muy a desmano y por lo tanto es obligado. La dificultad rondará el 6 b o 6 b+.


Javi ha hecho esta vía en varias ocasiones, por lo que resuelve el paso sin grandes dificultades.


Rubén es la segunda vez que hace esta vía, pero también lo resuelve sin mayores problemas.


Poco a poco, largo a largo, vamos cogiendo altura. La vista y el paisaje sobre el mar son espectaculares. En la imagen, los acantilados de la sierra Gelada, el comienzo de la bahía de Altea y al fondo la ciudad de Benidorm, capital de la Costa Blanca.



Comienzo el quinto largo; Javi y Rubén en la reunión, estudiando lo que les va a tocar escalar a ellos dentro de un rato.


Poco a poco voy cogiendo altura y la reunión y mis compañeros van quedando abajo. Éste es un largo vertical, bonito, no muy difícil y bastante cómodo de escalar.



Estamos a sólo veinte o treinta metros de la zona alta del diedro Hubsa, otra de las escaladas clásicas de esta pared y de la que también colgué un reportaje en este blog.


Desde donde estamos, la vista de la que podemos disfrutar sobre la base del acantilado y el mar es espectacular. En la foto, un barco cargado de turistas que rodea el peñón; es de los que tienen ventanas acristaladas por debajo del agua para ver el fondo del mar y los peces.


Quinta reunión sobre tres parabolts. Es increíble cómo ha ido progresando el material y la seguridad desde que yo empecé a escalar, ahora algo más de treinta y nueve años. En aquella época, pensar que algún día iban a existir cintas como las que utilizamos ahora, como la gris y la azul que se ven en la foto, estrechas, aparentemente delicadas, pero que soportan cargas de 2.200 kg, era algo impensable.


Javi resolviendo un paso complicado de ese largo.


El Navegante es una vía dura, atlética, que da pocos respiros y no tiene ningún largo fácil. Además, según vamos cogiendo altura la dificultad va aumentando.


A partir de la sexta reunión intercambiamos los papeles y es ahora Javi el que va de primero en la cordada. Rubén le asegura mientras yo saco fotos.


Los tres últimos largos son los más complicados de la vía. Ésta es una tónica general en las diferentes vías de escalada del Peñón de Ifach. La zona alta es la más vertical, cuando se desploma sobre el mar formando a veces espectaculares techos y cuevas.


La vía El Navegante busca de manera inteligente una línea de fisuras muy vertical entre los grandes desplomes de la parte alta de la pared. la vista sobre el mar es espectacular.


Este largo va buscando la línea de fisuras a través de una placa muy vertical y donde se encuentran algunos de los pasos más difíciles de la vía.


Pero conocemos bien el recorrido y lo resolvemos sin mayores dificultades.


Para Rubén es su segunda vez en esta vía, le está cogiendo gusto a esto de escalar en el peñón.


La entrada del anteúltimo largo es espectacular. Comenzamos a sortear los desplomes.


La roca del peñón de Ifach es muy particular. La dureza del material y cercanía al mar ha provocado una erosión diferente, atípica. Viendo esta foto, uno difícilmente puede dilucidar si en estas cuevas cavemos enteros de pie o sólo nos entra un dedo. Lo dejo a la imaginación del lector.


En estos largos los pasos elegantes y estéticos, a la vez que muy atléticos, se suceden uno tras otro.


La altura a la que estamos nos permiten tener una vista espectacular sobre la bahía de Calpe y la sierra de Bernia, al fondo.


Rubén es el más joven de los tres y se supone que el que menos experiencia tiene, pero quién lo diría al verle resolver los pasos más difíciles con tranquilidad.


El fotógrafo es el que rara vez aparece en las fotografías, pero Javi lleva un teléfono móvil de última generación con el que también puede sacar buenas fotos.


La fisura que lleva a la séptima reunión, la que precede al último largo de dificultad de la vía.


Y aquí estamos en la séptima reunión. Sólo nos queda un último largo de dificultad, pero es un largo que también "aprieta" bastante. Javi se ríe, pero no sé de qué, lo que tiene por encima es bastante serio.


Hay que sortear un desplome bastante duro y aparatoso, y entre paso y paso Javi descansa un poco.


Pero bueno, con alguna "trampilla" también conseguimos resolverlo.


Muchos de los parabolts de esta vía no son inoxidables, sino solamente galvanizados, y la corrosión propiciada por el salitre del mar es más que notable. Con el tiempo el óxido se los "comerá".


No somos como las gaviotas pero a veces conseguimos subir a alturas desde las que disfrutamos de una vista "de pájaro" sobre el paisaje. Una bella imagen del corazón de la Costa Blanca.


Rubén en el último largo de dificultad. El esfuerzo realizado se va notando en el cuerpo, estamos cansados.


En el último largo de dificultad, una vez superado el final de la zona desplomada, la pared se va tumbando y se vuelve algo más amable.


Javi se ha portado como un campeón en estos últimos largos. Bajo sus pies, trescientos metros más abajo, el puerto de Calpe.


Mis dos amigos en la última reunión de El Navegante, una vía increíble y espectacular como pocas. A partir de aquí, una última trepada de unos veinte metros, más sencilla pero en la que también hay que estar atentos, nos conduce a cima del Peñón.


En la cumbre. Ya hemos terminado y, como dijo el poeta, fatigados pero contentos.


La bajada del Peñón se realiza por detrás, por el camino donde acceden los montañeros y turistas. Es un recorrido largo por un camino rocoso, y en verano sube tanta gente que las rocas que pisamos están pulidas y patinan. Hay que andar con cuidado.


Y estas cosas terminan como tienen que terminar, con una buena jarra de cerveza en el bar de Mario en el puerto de Calpe, el Drácula.
Bueno amigos, hasta la próxima.