Iñaki Miró, Guía de Montaña, Escalada, Espeleología y Barrancos
Página web: http://inakimiro.jimdo.com/
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Montanejos, vía Pericondrio Tragal.
7 largos: V, 6a+, 6a, 6b+, IV, V, V+
El día 17 de julio de este mismo verano fuimos varios amigos de Valencia a escalar al valle de Montanejos, en la provincia de Castellón, y como el día iba a ser muy caluroso nos decidimos por las paredes del estrecho de Mijares y concretamente por la vía Pericondrio Tragal, que a primera hora de la mañana se mantiene a la sombra y como la conocemos bastante bien iba a ser una escalada rápida.
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Montanejos, vía Pericondrio Tragal.
7 largos: V, 6a+, 6a, 6b+, IV, V, V+
El día 17 de julio de este mismo verano fuimos varios amigos de Valencia a escalar al valle de Montanejos, en la provincia de Castellón, y como el día iba a ser muy caluroso nos decidimos por las paredes del estrecho de Mijares y concretamente por la vía Pericondrio Tragal, que a primera hora de la mañana se mantiene a la sombra y como la conocemos bastante bien iba a ser una escalada rápida.
Entenderéis que la foto que presento no es de ese día, lógicamente, ésta la saqué hace un par de inviernos, pero se ve bastante bien y de lejos el estrecho de Mijares.
El desfiladero que forma el río Mijares al atravesar esta sierra rocosa cubierta de pinares carrascos y sabinas, está defendido en sus dos orillas por dos verticales farallones calcáreos de algo más de cien metros de altura, y que desde hace bastantes años es un lugar frecuentado por los escaladores debido a la calidad de su roca y la espectacularidad de las líneas abiertas en ella.
La vía Pericondrio Tragal tiene cuatro largos de escalada que discurren por el centro del farallón rocoso que se ve en la fotografía. El largo más espectacular es el tercero, una vertiginosa travesía horizontal de más de treinta metros de longitud que atraviesa la pared por la zona más vertical.
Como íbamos cuatro amigos nos dividimos en dos cordadas, y como esta vía en realidad se puede atacar por cuatro primeros largos diferentes, cada cordada eligió el que más le apetecía.
Este primer largo tiene una dificultad máxima de 6a, casi como el resto de la vía, pero es bonito y menos frecuentado, por lo que la roca está menos desgastada.
Javi en la primera reunión. Enfrente la pared de los miradores, y abajo, el río.
La primera represa artificial del estrecho de Mijares. Todavía no nos daba el sol, pero ya invitaba a darse un baño.
El segundo largo es muy bonito, espectacular, y la vía en general está bien asegurada con parabolts.
Frente a nosotros se encuentra la pared de los miradores, donde a pesar de lo temprano de la hora ya estaba pegando el sol a tope. Los túneles abiertos en la pared son los de la carretera de Montanejos a Puebla de Arenoso.
Continúo subiendo por el segundo largo; ya vamos cogiendo altura y las vistas son espectaculares.
La vista hacia el embalse, río abajo, es muy sugerente: montañas, bosques, río. Estamos en plena naturaleza, una de las comarcas mejor conservadas de Levante.
El segundo largo tiene varios pasos de mucha dificultad, a la que hay que añadir el sudor de los dedos en un día en el que ya empieza a apretar el calor y una roca bastante patinosa.
Javi ya ha conseguido doblegar un paso que rondará el 6a+, pero en el que las condiciones del día parecen duplicar la dificultad.
La reunión desde la que le he recogido a mi compañero es un poco incómoda para iniciar el tercer largo, por lo que Javi se mueve a otra más adecuada.
Aquí estamos los dos colegas, el valenciano y el vasco, en la misma tapia, compañeros de fatigas.
El tercer largo, la famosa travesía de la Pericondrio, atraviesa casi horizontalmente el centro de esta pared.
El tercer largo tiene una dificultad mantenida de 6a, con un par de pasos de 6a+, una roca bastante pulida y que en la actualidad patina bastante, lo que supone un grado añadido.
La caliza de este desfiladero es relativamente blanda, y si a esto añadimos una vía que se ha hecho mucho y también el magnesio que vamos dejando los escaladores en los agarres o presas, pues tenemos el resultado de una roca muy pulida donde el simple sudor de los dedos basta para que estos se escurran como si tocaran mantequilla.
Pero estas dificultades añadidas no restan belleza a los movimientos super estéticos de la travesía.
La configuración de la roca ha creado unas pequeñas grietas horizontales que nos permiten avanzar afianzando bien manos y pies.
Y menos mal que la vía está bien equipada con parabolts, porque meter aquí seguros de fortuna sería casi imposible, por lo menos en este largo de travesía.
Y mientras estoy asegurándole a Javi aparece Rubén por otro lado. Paco y él han llegado a esta reunión por otra vía, pero los dos largos que nos faltan van a hacerlos junto a nosotros.
Javi se ha empeñado en dar un tiento, asegurado desde arriba, a un paso bastante complicado de la vía Esfinge, por lo que desde el medio de la travesía le descuelgo unos veinte metros para que se entretenga jugando; es un poco caprichoso.
Y en éstas llega también Paco a la reunión, ¡ya somos tres, toda una multitud! Y Javi continúa por allí colgado, encima del río.
Paco tiene todavía que hacer un paso complicado para entrar en la reunión, o eso dice. Esto ya parece un circo, qué poca seriedad.
Como Javi todavía continúa colgado por esos lares Paco decide no esperar y comienza también a darse el tercer largo.
Javi se dispone a intentar el paso difícil de la Esfinge, por lo que me dispongo a recogerle cuerda.
Paco inicia también el tercer largo mientras Rubén le asegura.
Rubén está contento, es la primera vez que hace esta vía y le está saliendo bastante bien.
El cuarto largo es corto, tiene unos veinticinco metros y el paso más difícil es solamente V sup, por lo que lo hacemos rápido y sin problemas. Ya estamos en la cumbre y hemos acabado satisfechos, contentos, en un día de mucho calor.
Recogemos las cuerdas y nos disponemos a bajar de nuevo al estrecho de Mijares.
El sendero de bajada va bordeando la parte alta del acantilado, entre carrasqueras, bojes y matorrales de romero y espliego, todo un despliegue de olores de la montaña mediterránea.
Y por ese día nos despedimos así del estrecho de Mijares. Poco después, nos dimos un baño en la poza bajo el refugio del arroyo de la Maimona y terminamos la mañana con unas cervecitas en un bar de Montanejos.