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miércoles, 22 de febrero de 2012

Cova de L´Autopista

Iñaki Miró, blog de montaña.
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Cova de L´Autopista
El Real de Gandía, Valencia






El sábado 18 de febrero, nos reunimos unos cuantos amigos cueveros en Gandía: de Madrid, Félix Martínez, Alfredo Lucas y Manuel Carrión; de Canals, Pascual y Juan; de Barcelona, Josep Herrerías y el mestre Félix Alabart, decano de los espeleólogos españoles, todavía en activo; y el que suscribe, desde Puçol.



La cova de l´Autopista recibe su nombre precisamente porque las bocas se hayan justo en la cuneta de la autopista AP7, y se encontraron al realizar uno de los numerosos desmontes que jalonan esta obra.


En esta foto se ve el acceso a la cuneta izquierda de la autopista, en cuyo cortado rocoso se abren las bocas  de la cavidad.


Desde donde se dejan los coches el acceso es bastante corto, sólo unos diez minutos. Por un sendero que empieza donde termina la carretera accedemos a la autopista, atravesamos un paso inferior y después recorremos la cuneta hasta llegar a la boca.


La cavidad tiene varias bocas diferentes, todas muy cercanas entre sí. El desmonte realizado para la construcción de la autopista se llevó cerca de un kilómetro de pequeñas galerías  laberínticas.


La cavidad tiene ya más de once kilómetros conocidos- la exploración todavía no está cerrada-, aunque de momento sólo se han topografiado unos siete. La cueva de L´Autopista es un laberinto de pequeñas galerías y conductos estrechos, formados sobre una amplia diaclasa con una pendiente cercana a los 30º.


Entramos en la cavidad para recorrerla. Menos mal que en el grupo hay algunos que la conocen bien, porque es tan laberíntica y las galerías tan estrechas que resulta muy fácil perderse.


Arrastrar las sacas cuesta un esfuerzo. Las galerías son polvorientas y en algunos lugares convendría hasta llevar mascarillas para no respirar el polvo.


En algunos lugares las galerías se hacen un poco más anchas y hasta podemos descansar y estirarnos.


En algunos lugares encontramos también resaltes de hasta dos y tres metros que hay que destrepar, y lo hacemos ayudándonos los unos a los otros.


A pesar de lo enrevesado que es el recorrido, Pascual, que es quien mejor de entre nosotros conoce esta cavidad, nos ha traído directamente a la sala de los aragonitos. En la foto, Lucas porteando el petate del mestre Alabart.


Manuel llegando a la sala en la que vamos a estar un tiempo haciendo la primera ronda de fotografías.


Aquí dos veteranos de la espeleología en este país, Manuel, de Madrid, y Félix, de Barcelona; entre los dos suman más de 150 años de experiencia cuevera. A mí me ha costado llegar hasta aquí, así que supongo que ellos estarían cansados, ¿o no?


Así que los maestros vuelven a desplegar su armamento para inmortalizar esas pequeñas flores de aragonito que tapizan algunos lugares de esta cavidad. Aquí se han pasado un poquito con la luz, o eso parece.


Como el trabajo va a durar un tiempo algunos se van poniendo cómodos.


La verdad es que parece sencillo, pero la fotografía subterránea de pequeños detalles es más complicada y laboriosa de lo que a primera vista parece. Hay que tener paciencia, hacer muchas fotos y corregir errores.


Y el amigo Josep Herrerías tuvo el detalle de inmortalizarnos con su cámara contemplando estas bellezas subterráneas.


Haciendo gala de su infinita paciencia con modelos tan poco "sacrificados".


Colocándonos en los lugares más adecuados.

Y ahora viene mi pequeña y modesta aportación a la fotografía de estas maravillas subterráneas:













El aragonito es una de las formas cristalinas del carbonato cálcico, al igual que la calcita. En la naturaleza se da en forma de piñas con cristales hexagonales, o formando estas extrañas flores de cristales que nacen en el techo de algunas cuevas, y también es el componente principal de las conchas de los moluscos y del esqueleto de los corales.


Aquí estamos el grupo al completo en la sala de los aragonitos. De izquierda a derecha: agachado Félix Martínez, Alfredo, Manuel, el que suscribe, Josep, Pascual, Juan y Félix Alabart.


Dejamos algunos miembros del grupo en la sala de los aragonitos y otros continuamos cavidad adelante buscando la llamada sala de las Maravillas, de nuevo a través de una zona sumamente laberíntica.


Ya hemos llegado, y aquí podemos ver las primeras formaciones de verdad en toda la cavidad, aunque sabemos que hay otras zonas más bonitas todavía.


La sala está concrecionada en su totalidad, techos, paredes. Una gran colada estalagmítica ocupa el centro, y detrás, una sima de 35 m de profundidad, amplia y concrecionada lleva al lugar más profundo de toda la cueva.


Aquí Félix posando en un bello rincón.


En el techo y en alguna de las paredes abundan las estalactitas excéntricas que crecen caprichosas desafiando la ley de la gravedad.


Félix fotografiando unas excéntricas mientras Lucas y Juan observan su trabajo.


Es difícil imaginar a qué ley de la naturaleza obedecen para formarse de esta manera.


Todo teñido de la gama de colores más caprichosa.


Caprichos de la naturaleza reservados para los ojos que, con esfuerzo, se animen a contemplarlos.


Por fin ya estamos fuera; nos ha costado un esfuerzo volver a arrastrarnos por las galerías polvorientas.


Para que os hagáis una idea de lo laberíntico que es todo el sistema, Félix, creyendo que venía detrás de nosotros, sale por otra boca diferente.


Poco a poco vamos saliendo todos; en las últimas estrecheces se ha estirado la línea.


Josep y Manuel han querido posar juntos en la boca de la cueva. ¡Otra cavidad que hemos podido conocer! Por supuesto con la ayuda de nuestros amigos del grupo espeleológico El Túnel, de Canals; sin su ayuda y guía, en una cueva tan laberíntica jamás habríamos encontrado los aragonitos.


Cuando volvemos a los coches nos encontramos con una sorpresa: han venido a visitarnos las dos Marías, hija y esposa de Pascual, y Toni, presidente del grupo espeleológico de Gandía.


Y este aventurero fin de semana ha terminado como terminan siempre estas cosas, con una jarra de cerveza en el bar del polideportivo de Gandía.

domingo, 12 de febrero de 2012

Simas y Cuevas de Gorbeia, Bizkaia

Iñaki Miró
Guía de Montaña, Escalada, Espeleología y Barranquismo

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Grutas de Bizkaia, 1ª parte

 Maravillas Subterráneas


Las imágenes y fotografías que ilustran este reportaje son principalmente del autor, aunque también se han utilizado otras prestadas amablemente por amigos espeleólogos y un par de ellas que ilustran paisajes, bellas fotografías, se han descargado de Internet al estar libres de Copyright.

Nuestras montañas


El territorio de Bizkaia forma parte del formidable anticlinal montañoso que se extiende por el norte de la Península Ibérica, desde Asturias hasta Girona, y que ha creado algunas de las montañas más espectaculares de nuestra geografía, como son los Picos de Europa y los Pirineos.
Exceptuando algunas afloraciones graníticas en el centro de los Pirineos, el resto son todas montañas calcáreas con abundante desarrollo kárstico donde se han formado algunas de las cuevas y simas más grandes y espectaculares del mundo.


Pero así como en la cadena pirenaica y en la región de los Picos de Europa las montañas son altas y los desniveles entre las cumbres y el fondo de los valles pronunciados, en la zona intermedia, donde se encuentra el territorio vizcaíno, las cumbres apenas superan los mil metros de altitud  y el paisaje en general es menos encrespado.


El paisaje dominante es el de valles amplios donde se intercalan bosques y praderas, coronados por montañas de roca blanquecina, calcárea, donde se ubican los entramados kársticos en los que abundan las simas- torcas- y las cuevas.


Al ser los desniveles menos pronunciados que en otras montañas también los espesores del manto rocoso son menores, por lo que las simas son a su vez menos profundas. 
La cavidad más profunda de Bizkaia es la sima Jornos II, de 530 m de profundidad, boca inicial de cabecera del complejo subterráneo llamado Red del Río Silencio, con más de 60 km de galerías. La boca de Jornos II se abre en la ladera oeste del monte Armañón, en el valle de Karrantza, aunque bastante cerca de territorio cántabro, donde se ubica la mayor parte de este complejo subterráneo.

Macizo de Gorbeia



En el macizo del Monte Gorbeia, linea fronteriza entre los territorios de Bizkaia y Araba, hoy Parque Natural, se encuentran algunas de las cavidades subterráneas más representativas de la región.

Otxabide


La cueva de Otxabide (el nombre original completo es Otxabide Pagozabala Ganekoaxpea) se abre en una de las paredes exteriores que cierran el circo de Itxina, en el macizo de Gorbeia, a unos treinta metros de altura.



En la actualidad, el complejo de Otxabide forma parte de un sistema subterráneo mucho mayor, que ha ido creciendo a la par que nuevas exploraciones conseguían conectar otras cavidades a ésta, sumando ya más de 30 km de galerías, todo el subsuelo del circo de Itxina. 


El aparcamiento de Pagomakurre, uno de lugares más usuales para acceder al Parque Natural, es el lugar más idóneo para hacer los preparativos de exploración, pues está a poco más de media hora de la boca de la cueva.


Una cuerda fija bastante vieja nos ayuda a subir por la pared de acceso a la cueva. Tiene bastante vegetación y humedad.


La boca no es muy amplia pero tiene el suelo liso y cómodo para preparar el material. Aquí dormí una vez que subimos desde Orozko bastante tarde y porque en el exterior llovía a cántaros.


Una vez preparados los trastos nos metemos en la cavidad. Quiero decir que en este reportaje hay fotos mezcladas de diferentes días y con diferentes personas. Algunas fotos son nuevas y otras antiguas; estas últimas se notan porque son de peor calidad, todas escaneadas de diapositivas en mejor o peor estado de conservación.


Después de recorrer una galería de unos 50 m llegamos al gran pozo de entrada a la cavidad, que con una profundidad aproximada de unos 150 m nos deja a pie del gran entramado de galerías, algunas de dimensiones considerables, que forman esta cavidad.


Descendemos con una única cuerda de casi 200 m, haciendo fraccionamientos en dos repisas amplias que cortan el pozo en tres secciones.


La segunda repisa es muy amplia, y da opción a que nos reunamos para preparar el último salto, que con algo más de 70 m de desnivel es el más largo de esta sima.


Para acceder al comienzo de este salto hay que atravesar un pasamanos con varios anclajes. En su día preparamos la instalación de toda la sima con spits y tornillos métrica 8, pero ahora han colocado una serie nueva de anclajes químicos que mejoran mucho la seguridad de la instalación.


En la parte inferior del pozo nos espera un bonito caos de piedras y bloques donde podemos quitarnos arneses y los diferentes trastos que utilizamos durante el descenso de los pozos.


Dentro de la cavidad, entre las galerías, hay varios pisos diferentes que se interconectan entre sí con pequeños pozos de hasta veinte metros de desnivel, aunque casi todos pueden destreparse con cuidado. La mayoría de las veces que entramos en Otxabide solemos hacer un recorrido circular muy completo para el que no son estrictamente necesarios el arnés y los aparejos para las verticales, aunque sí recomendables.


Otxabide es una gran cavidad que en su día contaba con un desarrollo de unos 13 km de galerías. Sucesivas exploraciones, principalmente realizadas por el grupo GAES de Bilbao, han unido esta cavidad a un complejo más grande con diferentes bocas de entrada, y que cuenta, de momento, con más de treinta km de desarrollo.


Esta fotografía, bastante movida porque está hecha con una exposición prolongada sin trípode, a pulso, es bastante antigua, de principios de los 80. En la imagen, una gran galería-conducto de presión.


En esta cavidad, en la que la mayoría de las galerías son conductos por donde los ríos subterráneos circulaban a presión, no son muy abundantes las formaciones, por lo que rincones como estos son de agradecer.


La cavidad es húmeda y tiene bastante barro. Para evitar los pozos interiores conectamos los diferentes pisos recorriendo conductos estrechos con arena húmeda en el suelo.


Otxabide es una cavidad muy grande, la base de todo el sistema kárstico que se ha formado en el interior del circo de Itxina.


Durante la exploración hacemos un alto en el camino para descansar, comer y beber algo.


Esta fotografía está sacada en una de las galerías más amplias de la cueva. Está hecha sólo con la luz de los carbureros, en una exposición larga y sin trípode, y por eso está un poco movida.


Y llegamos al río, la zona más baja de todo el sistema. Por aquí drena el agua que recorre todas las cuevas y simas existentes en el circo de Itxina, la que ha formado este entramado de pozos y galerías que, como un queso de gruyere, horadan la montaña.


Este lago es el sifón terminal del sistema de Otxabide. Ha habido algún intento de bucearlo, pero llegando al final a un punto en el que se hace impenetrable. Como veis por el color húmedo del mono de mi compañero,  lo hemos vadeado hasta casi la cintura.


Aquí estamos algunos miembros del GEXXI con los que entré la última vez a esta cavidad, en el invierno del año 2010. Creo que es la séptima u octava ocasión en que he tenido la oportunidad de conocer Otxabide.


Este pozo de aguas frías y transparentes es el manantial de Aldabide, por el que sale al exterior el río de Otxabide. También por aquí, buceando, se ha hecho algún intento de penetrar en el sistema.


El arroyo enseguida forma un barranco llamado Sintxita Goikoa, que drena hacia el valle de Orozko.

Circo de Itxina


El Circo de Itxina (aquí vemos la pared exterior que da al valle de Orozko, en esta magnífica fotografía de Iñaki Maturana), es un macizo kárstico situado en el interior del Parque Natural de Gorbeia. Tiene unos cuatro kilómetros cuadrados de extensión. El barranco que se adivina por la izquierda, en el corte entre las dos laderas, es por donde baja el barranco del arroyo Sintxita Goikoa.


Una vista del interior del circo en verano, con las hayas bien pobladas de hojas.


Esta ventana natural, denominada Atxular, es uno de los pasos naturales de entrada al circo de Itxina, y probablemente el más concurrido por los montañeros.


El llamado Ojo Atxular visto desde el interior del circo.


Hayas muchas veces centenarias, podadas a lo largo de los años, en la antigüedad, por los carboneros de bosque, pueblan los lugares más accesibles de estas montañas.


El interior del bosque está tapizado por las hojas secas de las hayas, que otoño tras otoño se amontonan en las vaguadas formando a veces grandes espesores.


Los senderos en el interior de Itxina son complicados de seguir, se amoldan al terreno y van sorteando los bloques de roca y los troncos de las hayas y los tejos.


El interior del circo de Itxina no es una cuenca llana, tiene un paisaje encrespado donde se suceden los picos rocosos y las grandes dolinas y hondonadas.


Por todas partes se abren bocas de cuevas y simas, algunas simples abrigos, otras vertiginosos pozos que se abren verticales en el interior de la montaña.


El bosque es espeso. La inmensa mayoría de los árboles son hayas, pero también hay muchos tejos, algunos varias veces centenarios, avellanos y espinos albares.


Durante el otoño y el invierno el bosque de hayas se desnuda de hojas, mostrando una imagen completamente diferente.


Ésta es la boca de la cueva de Supelegor, situada en el corazón de Itxina; una cueva de pequeñas dimensiones pero conocida de antiguo e importante para la mitología de los valles vecinos. Cuenta la tradición que en Supelegor se refugia por las noches una "sorgiña", la bruja llamada "Dama de Anboto".


La boca principal de Supelegor vista desde el interior. La cueva tiene varias entradas más.


Topografía en planta y en alzado de la cueva de Supelegor.


Boca de Itxulegor, otra de las cavidades importantes del macizo, con dos bocas y un interesante recorrido circular entre ellas. A este complejo pertenece Aslaor Trokea, una sima de 163 m de profundidad.


La boca exterior de Aslaor Trokea es de grandes dimensiones y se confunde entre bloques de caliza y los troncos de las hayas que crecen por todas partes.


Ésta es la topografía original del espectacular pozo de Aslaor Trokea, de 163 m de profundidad.



Otra de las bocas en forma de cueva del sistema de Itxulegor.


En esta imagen podemos ver la pronunciada lenarización exterior del karst de Itxina.


Esta sima, de la que desconozco todos los datos, dimensiones, profundidad, etc, la encontré mientras caminaba la última vez que visité el circo de Itxina.


Boca de Urrikobaso´ko Lesandi, otra de las grandes cavidades de Itxina. Un pozo de 90 m (en la base se mantiene de forma permanente un gran cono de nieve) nos deja en una gran galería por la que podemos acceder al resto de la cueva. Tiene otras dos bocas de entrada en forma de sima, más de 3 km de desarrollo y alcanza una profundidad total de más de 300 m.


Otra de las innumerables bocas de sima del circo de Itxina.

Gorbeia



Fuera del circo de Itxina el resto del macizo de Gorbeia continúa con un paisaje similar, de praderas, roquedos y bosques de hayas. 


Ladera norte, territorio vizcaíno. Detrás de este bosque de hayas se encuentra el refugio de Egiriñao. Al otro lado de esa pequeña cumbre rocosa (de izquierda a derecha Aldamin, 1.371 m de altura, collado de Aldamiñaspe y Gorbeia, 1.481 m) se encuentra la ladera este del macizo, donde se abren algunas cuevas de gran desarrollo horizontal.


Durante el invierno el macizo de Gorbeia suele estar cubierto de nieve, por lo que el acceso a las cuevas es más complicado. En la imagen, ladera este y frente rocoso de Pagoluzieta.

Cueva de Pagoluzieta


El frente rocoso en el que se abre la cueva de Pagoluzieta.

Antes de que continuéis quiero deciros que estas fotografías son bastante antiguas, tienen unos treinta años y están escaneadas de unas diapositivas que no estaban en muy buen estado, por lo que su calidad es bastante deficiente.


Camino de acceso al frente rocoso de Pagoluzieta, junto al arroyo Zubialde, en otoño.


La cueva de Pagoluzieta se encuentra situado en el frente rocoso del mismo nombre, ladera este de Gorbeia.


Para acceder a esta cueva dejamos el coche en el aparcamiento del embalse de Murua y continuamos caminando por la senda que va pegada al arroyo Zubialde, por la ladera llamada Errekagane.


La cueva de Pagoluzieta no es fácil de encontrar. Tiene una única boca pequeña, escondida en una pequeña vaguada rocosa tapizada de hayas y brezos.


La boca da paso directamente a un pozo de 60 m bastante cómodo de descender, cuya base nos deja en una galería que nos conduce al meollo de la cavidad.


No sé si cuando bajamos a esta cavidad por primera vez había sido descendida muchas veces, porque no encontramos ni un solo anclaje instalado en pared y los spits que quedaron en pared fueron todos metidos por nosotros.


Los primeros que descendieron  y exploraron esta cavidad, el grupo promocionado por la Diputación de Bizkaia, GEV, lo hicieron con escalas. Creo que entre ellos y nosotros, la primera vez que bajamos a principios de los 80, ningún otro grupo había entrado aquí.


Aunque en general la cavidad está formada por pequeños conductos, encontramos algunas salas más grandes.


Encontramos muchos pasos desfondados que había que escalar para continuar progresando. Pagoluzieta tiene en total unos 7 km de galerías.


En el interior de la cavidad hay algunos pequeños pozos en los que dejábamos escalas metálicas para movernos con más facilidad.


Algunas galerías están formadas en diaclasas verticales desfondadas, por las que progresar es más dificultoso.


Atravesamos algunos pasos muy estrechos que conectan con pisos superiores. En este caso llegamos a una galería tapizada de cristales de yeso que parecían flores.


Como ésta. Fijaos que formación tan extraña, formada en su totalidad por yeso.


O esta otra. Las paredes de esta galería están completamente llenas de estas afloraciones, o cristales.


Los yesos también pueden crear formaciones cristalinas aglomeradas y más grandes, como ésta.


Salimos de esta galería por otro paso estrecho que nos conduce después a una sala de grandes dimensiones.


Ésta es la sala más grande de toda la cueva de Pagoluzieta. Para llegar a esta zona hay que buscar la parte más baja de la cavidad, por donde circula un arroyo, y atravesar algunos pasos estrechos.


En esta ocasión entramos a esta cavidad para recorrerla en su totalidad. Estuvimos dentro dos días; éste fue el lugar elegido para cenar y pasar la noche. Un vivac cómodo.


Continuamente hay que escalar para acceder a galerías elevadas. Algunos pasos son arriesgados y difíciles, pero los hacemos sin problemas.


También encontramos galerías cómodas de explorar, con el fondo tapizado de arena, como ésta.


Y rincones muy bellos, con pozas de agua y formaciones.


Tampoco llevábamos equipo para sacar grandes fotos y en caso de que lo hubiéramos llevado tampoco sabríamos cómo usarlo, pero con un flash barato y las luces de los carburos esto es lo que conseguíamos.


En esta ladera del Gorbeia existe una gran red de cuevas de desarrollo principalmente horizontal, la mayoría situadas en territorio alavés. El río que atraviesa la cueva de Pagoluzieta desaparece en un pequeño sifón para aparecer poco más abajo en la cueva de Mairuelegorreta.


Salida inferior del complejo subterráneo cueva de Mairuelegorreta, con más de más de 15 km de galerías.  Por esta boca sale el arroyo que atraviesa también la cueva de Pagoluzieta. Este arroyo, un poco más abajo, se une con el que sale del complejo subterráneo Errekaseku, con más de 8 km de galerías.


Y con esta imagen de un amanecer sobre el monte Aldamin terminamos el reportaje.